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Una noche en el Muro de las Lamentaciones

00:37 de la mañana. El Sabbat ha terminado. Estoy frente al Muro de las Lamentaciones, en el lado derecho, el de las mujeres.

No estoy sola. A pesar de la hora me encuentro rodeada de decenas de chicas, predominando aquellas muy jóvenes, de no más de treinta años.

Las observo una por una y compruebo que sólo cuatro llevan la cabeza cubierta, lo que significaría que están casadas. Son, en su mayoría, jóvenes solteras vestidas de negro riguroso, aunque una me sorprende ataviada con una falda por encima de la rodilla, blanca y de volantes, y un bolso dorado colgado del hombro que brilla a cada movimiento.

Se mueve muchísimo. Ella y todas las demás, sin excepción. Se agitan hacia delante y hacia detrás, hacia la izquierda y hacia la derecha. En las manos sujetan un pequeño libro de oraciones, en el que de vez en cuando meten la cabeza, cubriéndose por completo. Una de ellas se gira para mirarme: ha estado llorando y el rimel corrido la delata.

Siento que estoy en el centro de algo muy grande pero, al mismo tiempo, lo miro todo desde fuera y no entiendo nada. No puedo juzgar ni opinar, pero la energía que desprenden estas personas (más que el lugar) me oprime el pecho hasta casi dejarme sin aliento. No es lo mismo que he vivido esta mañana, o el día anterior, en este mismo lugar a plena luz del día. Siento que tengo ganas de llorar, pero la presión es tan fuerte que ni lágrimas me salen.

Sin detenerme a pensarlo, arranco una hoja de la libreta y escribo mi deseo. No había querido hacerlo ayer, y no sé por qué lo hago ahora, pero me levanto de la silla y lo introduzco en una de las grietas del Muro. Dentro de pocos días, quizá mañana mismo, el papel caerá al suelo, lo recogerán con una escoba y lo quemarán. O al menos eso me han dicho.

Regreso a mi asiento y permanezco un rato más observándolo todo, extasiada. Por un momento me arrepiento de no haber traído la cámara, pero es sólo un momento; una centésima de segundo hasta comprender que hay cosas que adquieren tanto más valor cuando se graban sólo en la retina.

De pronto, el susurro de las mujeres se ve cubierto por gritos que vienen del lado de los hombres. Ya había notado que estos son algo más escandalosos cuando se trata de hablar con Dios, pero en esta ocasión me sobresaltan verdaderos alaridos. Me levanto y voy en búsqueda de mis compañeros.

Cuando llego, no doy crédito a la escena que se desarrolla ante mis ojos. En la distancia (pues no me está permitido entrar en su espacio) veo un grupo de cuarenta, cincuenta, quizá sesenta hombres, rezando a pleno pulmón. Pegados al Muro y juntos, muy juntos. Tan cerca unos de otros que incluso se han subido a sillas y mesas para tener mejor perspectiva de algo que yo no alcanzo a ver, y que sin duda es eso que ha provocado tanto barullo.

Entre todos esos hombres con abrigos y enormes sombreros negros, distingo a uno pequeñito de camiseta rojo Coca-Cola que pelea por abrirse un hueco entre la multitud, hasta que consigue trepar a una mesa con una cámara de cinco kilos en la mano. Es uno de mis amigos, dispuesto a inmortalizar cada instante de esta estremecedora escena que ninguno comprendemos del todo.

Noam, un hombre que conocimos en el avión y que es quien nos ha traído hasta aquí esta noche, aparece por sorpresa a mi lado y me explica la situación: un importante rabino de Jerusalén ha venido al Muro y todos quieren estar cerca de él para rezar el «Tikun». El Tikun Olam es un concepto importante del judaísmo, me dice: representa la justicia y la necesidad de reparar el mundo.

No sé si le he entendido bien. En estos momentos mis conocimientos de inglés parecen haberse esfumado y tengo el cerebro algo abotagado, pero no me importa. Estoy en estado de shock, y sólo quiero permanecer en ese lugar el mayor tiempo posible, grabar en mi memoria cada detalle, y dejarme impregnar por la energía que transmite.

Es la 01:25 de la mañana cuando el rabino abandona el lugar, escoltado por una multitud de hombres que casi pelean por tocarlo y obtener su bendición. Otros, que a pesar de todos los esfuerzos no han conseguido verlo, se acercan a mis amigos para pedirles que les muestren sus fotos.

Finalmente, nos vamos. Alguien me pregunta por qué estoy tan callada, y yo no encuentro las palabras para responder.

____________________________________________________________________________________

[Este texto fue escrito la madrugada del pasado domingo frente al Muro de las Lamentaciones, a modo de notas y pensamientos que me venían a la cabeza, sin orden ni concierto. No es ni pretende ser más que lo que se ve: apuntes de uno de los momentos más intensos de mi vida, desde mi punto de vista y el de mi propia ignorancia. Esta semana irán saliendo las primeras entradas del #minubetrip a Israel: un viaje inolvidable.]

 

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25 comentarios en Una noche en el Muro de las Lamentaciones

  1. Victor 1 junio, 2011 at 13:46 #

    Buenas Carmen. Tiene que ser muy emocionante estar frente a este lugar, al igual que Jerusalen entera. Espero que estés disfrutando del viaje!

    Un beso!

  2. Criss 1 junio, 2011 at 14:01 #

    has estado ahora en Israel?? dios mio, como para seguirte la pista!, increible como lo describes….lo transmites escena x escena, yo al menos me he hecho la «foto» en la cabeza, debe ser un privilegio estar alli
    al final el transiberiano? un beso enorme!!!

  3. Carlos 1 junio, 2011 at 14:30 #

    Se me ha puesto la piel de gallina..

    Para cuando una visita a Madrid? Hay posibilidades de verte antes de tu gran viaje?

    Un besazo chiquilla!

  4. JD (@aitor_vca) 1 junio, 2011 at 14:38 #

    Reconozco perfectamente la emoción de la que hablas. Yo he tenido la suerte de poder hacer lo mismo en pleno sabat en el muro. Las emociones están ahí y la energía que se concentra te deja sin palabras, aunque sabes lo que experimentas.
    Es sin duda uno de los momentazos que más recuerdo de mis viajes…

  5. Vanessa 1 junio, 2011 at 15:27 #

    Esperaba sentir eso que has descrito el día que esté allí. Al final, después de mucho tiempo esperando el momento, sacamos los billetes y a última hora nos cancelaron el billete. Por fechas ya no podíamos arreglarlo, así que optamos por dejarlo para el año que viene.
    Al final he decidido pensar que es por algo. Que «algo» ha querido que espere…
    Pero tengo que darte las gracias por hacerme partícipe, en este mismo momento, de vivirlo a través de tus notas y pensamientos.
    Me he sentido allí y no te imaginas lo bien que me he sentido.
    Carme, moltes gràcies per compartir aquest moment increible amb mi.

  6. Pau 1 junio, 2011 at 16:25 #

    Qué bien trasmites compañera, por unos instantes he estado allí contigo.

  7. TxemaCG 1 junio, 2011 at 16:59 #

    Es fantástica la forma que tienes de describirlo. Gracias por compartir este momento con nosotros.

  8. Bea 1 junio, 2011 at 17:08 #

    La verdad Carmen, consigues que una crea que está alli, viviendo ese momento a través de tus ojos. Me he emocionado mucho al leerte, sigue contando!

  9. Ku 2 junio, 2011 at 0:07 #

    @Víctor: Ya he regresado!! Ha sido un viaje maravilloso, ¡inolvidable! Aunque me he quedado con ganas de más… de mucho más. Israel es un país al que dedicar un mes como poco! Un abrazo!!

    @Criss: El transi sigue ahí, ¡en teoría salgo en 15 días! Aunque estas últimas semanas tengo un lío enorme en la cabeza, no sé si «atrasarlo» un poquito (hasta el 13 de julio, que tengo el visado ruso) y saltarme la fase europea para ir más holgada de fondos y disfrutar un poquitín más de mi familia… ¡qué indecisión!

    @Carlos: Me encantaría pasar por Madrid, y si al final hago el cambio de planes y vuelo directamente a Rusia, iré un par de días antes para veros a todos! Pero ya os digo, tengo un cacao…. y pocos días para decidirme!

    @JD: ¡Qué casualidad! Al leer tu mensaje he entrado en tu blog para ver lo que habías escrito de Israel, y veo que compartimos opinión sobre el Muro… Es un lugar realmente especial :)

    @Vanessa: Muchas gracias por tus palabras. Siento mucho que hayas tenido que retrasar tu viaje, pero míralo así… será «por algo», y cuando vayas lo disfrutarás el doble! Te va a encantar, ya lo verás!!

    @Pau: Pelotaaaa :P Gracias amigo y consejero!

    @Txema: Muchas gracias ambientólogo! Mira que yo no sabía si publicarlo, porque como era algo tan personal que escribí, en principio, para mi… Pero me alegro de que os guste, me alegro muchísimo :D

    @Bea: Gracias Bea!! Esta semana iré contando alguna cosilla más… aunque cuando veo las 1200 fotos que tengo y hago memoria de todos los recuerdos, todo lo que hemos visto… me impone bastante respeto! Pero intentaré transmitir el resto del viaje lo mejor posible :D

  10. Juan 2 junio, 2011 at 5:48 #

    Basta ya de lamentaciones.

    • Ku 2 junio, 2011 at 8:56 #

      Directo y conciso :P Un abrazo Juan!

  11. Helena 2 junio, 2011 at 11:49 #

    ¡Una entrada preciosa! ¡Que forma de relatar lo vivido!

  12. Blai 2 junio, 2011 at 16:19 #

    I tan inolvidable…
    Hace bien poco que también me asombré una y mil veces delante del espectáculo que el Muro ofrece. Observar, simplemente observar…

    Y pensar, que para eso, el Muro nos ayuda mucho. Es un lugar mágico, que invita a la reflexión y del que sin duda, no se vuelve igual.

    Entiendo perfectamente tus emociones, Carmen, espero que nos cuentes un poco más qué tal ha sido este viaje, que seguro que ha sido emocionante e irrepetible.

    Un abrazo!

  13. El Guisante Verde Project 2 junio, 2011 at 18:48 #

    Tienes mucha razón al señalar que la cámara no siempre es imprescindible. No hay imágenes y todos hemos estado ahi contigo, un momento.

    Saludos, Ku!

    Roberto

  14. Ku 2 junio, 2011 at 22:57 #

    @Helena: Muchas gracias, Helena! :)

    @Blai: Nadie como tú para entenderme, que también has estado hace muy poquito! Me hubiese quedado ahí toda la noche… :) Un abrazo, Blai!

    @Guisante: Muchas gracias Roberto! Por un momento me arrepentí, pero enseguida me di cuenta de que olvidarme la cámara era lo mejor que me podía haber pasado… me desestendí de todo, y sólo me preocupé por disfrutar y vivir el momento… :D

  15. Criss 3 junio, 2011 at 10:39 #

    pues mira en mi humilde opinion, haces genial! pensando en ir directamente a Rusia, xq lo de la family es lo 1º y sobre todo xq tienes Europa pateadiiiiisima jejejeje, yo ya te contare, q tb me voy todo el verano!! pero hasta finales d agosto!!! un beso enorme!! decidas lo q decidas, q sea firme q luego harás el viaje mucho mas trankila!! :) un bsooo

    • Ku 3 junio, 2011 at 18:27 #

      Al final te «he hecho caso» y retraso el viaje. Y sí, me voy mucho más tranquila… que con estos viajes largos es mejor no andarse con tonterías :) Tenemos ya una edad para no andar atropellaos! :P

      ¿A dónde te vas todo el verano? ¿Italia??

      Un abrazo!

  16. Eddy 3 junio, 2011 at 17:11 #

    Nada mejor que tu sensibilidad para describir y expresar ese momento que vivimos en Jerusalén, yo diría que uno de los mejores del viaje a Israel. Valió la pena que volvieras temprano al hotel para que escribieras este post.

    Espero volver a compartir otro viaje contigo!! :-)

    • Ku 3 junio, 2011 at 18:25 #

      Muchas gracias Eddy! Entre tú y yo, también regresé un poco antes para… bueno, ya sabes, jajaja.

      A mi también me encantaría volver a coincidir en un viaje contigo! Y si no, me conformo con «coincidir» pronto!

      Un abrazo!

  17. Momentos como ese hacen únicos los viajes, le hacen a uno plantearse nuestro lugar en el mundo, parece que repentinamente se responder tantos porqués que albergamos en nuestro inconsciente. Momentáneamente todo cobra un cierto sentido.

    Una delicia leerte siempre, Carmen.

    • Ku 6 junio, 2011 at 12:59 #

      Lo has dicho todo, Antonio! :D

  18. Veronica 7 septiembre, 2015 at 19:34 #

    Me emocione al leer tus palabras, este fin de semana llegare a Jerusalen y lo primero que haré es ir a ese lugar… Gracias por compartir tus sentimientos!

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