Como metido con calzador entre Orissa y Madhya Pradesh (del que se independizó en el año 2000), Chhattisgarh es un estado que pasa casi inadvertido para el turismo y, por tanto, una apuesta segura para quien quiera conocer una India sin disfraces.

Y también esa «otra» India, la de las tribus adivasi. No me parecía justo, después de haberme despachado a gusto sobre otros temas en la entrada anterior, guardarme toda la información para mí, así que hoy os invito a conocer un poco mejor la realidad tribal del país a través de estos diez apuntes y curiosidades (o de la cerradura, ya que estamos).

1 – La palabra adivasi (en hindi “habitantes originales”) se emplea para designar a los aborígenes de India; esto es: aquellos grupos étnicos que poblaban el subcontinente desde mucho antes de las migraciones indoarias, y que han llegado hasta nuestros días conservando (en la medida de lo que han podido) su cultura, lenguas, creencias… manteniéndose al margen del sistema de castas. De las más de 300 tribus adivasi oficialmente reconocidas por el Gobierno, en la región de Bastar hay ocho: los Bhatra, los Bhurwa, los Bison Horn Maria, los Ghadwa, los Dorla, los Halbaa, los Abhuj Maria y los Muria.

2 – Aunque en ciertos aspectos las creencias animistas originales se van perdiendo, confundiéndose y adoptando cada vez más elementos y prácticas de las grandes religiones mayoritarias (en esta zona del país, el hinduismo -parece una obviedad, pero ya vimos que por ejemplo en Nagaland son los cristianos quienes manejan el cotarro-), uno de los lugares más importantes de una aldea adivasi es todavía el Deo Guri donde llevan a cabo sus oraciones y rituales. Algunos incluyen artilugios tan llamativos como un columpio con pinchos (Dev Ghula) al que el chamán sube en estado de trance.

3 – Las tumbas de los adivasi se levantan en cualquier terreno que no sea de propiedad privada, y en el caso de los adivasi más “ilustres” suelen ir acompañadas por varias piedras a modo de monumento, decoradas con unos dibujitos bastante naif que representan aquellas cosas que le gustaban en vida al difunto. Ampliando la siguiente imagen podéis ver que a éste en cuestión, de la tribu Bison Horn Maria, le gustaba andar en moto y beber licor de arroz.

4 – Entre las tribus adivasi de Bastar, los Ghadwa son conocidos por su trabajo del bronce de campana; artesanías que luego venden en los mercados y también a las tiendas gubernamentales, donde tienen mucho éxito entre los indios. Toda la familia trabaja en la elaboración de estas piezas, cuyo precio se fija por peso, no por horas de trabajo.

5 – Las principales ocupaciones de los adivasi son la ganadería y la agricultura. Ésta última, una vía de sustento un poco endeble que apenas les proporciona lo justo para vivir, ya al trabajar de forma completamente tradicional y en condiciones más precarias, solo producen una cosecha al año frente a las tres habituales de los grandes terratenientes. Para ayudarles, el Gobierno de Chhattisgarh compra su producción a precios fijos y se lo vende más barato: por ejemplo, una familia adivasi tiene derecho a 35 kilos de arroz al mes por un precio que no llega a las 40 rupias.

6 – El Gobierno también impone la educación elemental de los niños adivasi como obligatoria, aunque no suele ser de muy buena calidad. Cada aldea cuenta con una escuelita a la que se desplaza un profesor de la ciudad, pero éste puede no aparecer, los horarios son «elásticos»… por citar algunos de los problemas más habituales. La Universidad no entra en los planes: no hay recursos para acceder a ella ni tampoco mucha necesidad, en base a sus aspiraciones.

7 – Cada día de la semana se celebran, en diferentes pueblos, grandes mercados que reúnen a cientos de personas de las aldeas vecinas (y también de las ciudades). El transporte público es escaso y algunos recorren muchos kilómetros a pie para llegar a ellos, no solo con el objetivo de vender sus productos, sino también porque el mercado es un centro de reunión social. Mientras durante el día las aldeas permanecen vacías, sin vida, el jolgorio en los mercados comienza sobre las diez de la mañana y se prolonga hasta la puesta de sol.

8 – El temperamento de los adivasi es, por lo general, de naturaleza agresiva. Algunas de sus vías para canalizarlo son las peleas de gallos y los juegos de apuestas; tan populares que, si no fuera por el rechazo que personalmente me produce el maltrato de estos animales, la estampa de estos multitudinarios encuentros en medio del bosque resultaría de lo más simpática al recordar a una especie de «Las Vegas» tribal. Las mujeres no participan en los juegos pero están presentes, en menor medida, como proveedoras de licor de arroz y mahuwa.

9 – Pero el consumo de alcohol no está limitado a los hombres: las mujeres beben como las que más, y es habitual que en los mercados haya una zona designada específicamente como “cantina” donde se bebe, y se bebe, y se bebe… hasta acabar algunos muy borrachos (ellos y ellas). Y es que las mujeres ocupan un lugar privilegiado dentro de las tribus adivasi de Bastar, sobre todo si se compara su  situación con la de la mujer en la sociedad india: ejercen cargos públicos de importancia, reciben dote antes del matrimonio, heredan… y, por cierto, ¿os habéis fijado en los tatuajes que decoran su rostro, pecho y brazos? Podéis verlos con mayor detalle en las fotografías del último post.

10 – Y dejamos ya a los adivasi para hablar un poquito de los indios. Con los años una va aprendiendo (o eso cree) a interpretarlos, sabiendo que generalmente cuando estos dicen algo como “No te pierdas esa MARAVILLOOOSA cascada” lo que en realidad están diciendo es “No te pierdas ese lugar donde el agua corre un poco más deprisa”… Pero a veces no. A veces te sorprenden y realmente la cascada es una cascada, como la de la siguiente imagen: Chitrakote, o las “Niágara” de India (en época de lluvias es mucho más impresionante).

Y es que no quería cerrar este capítulo sin subrayar la belleza del estado de Chhattisgarh. Mientras sus polvorientas ciudades, de larga tradición industrial, ofrecen pocos reclamos para su visita, con casi la mitad de su superficie cubierta de frondosos bosques (que sirven de refugio a la guerrilla naxalita) Chhattisgarh es un estado de una riqueza natural asombrosa y paisajes realmente idílicos. Para muestra un botón:

No, no quiero decir que yo forme parte del paisaje. Sí, me encanta esta foto y buscaba cualquier excusa para compartirla :P