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Beijing (I): El alma de la «ciudad museo»

China es muy grande. “Vaya perogrullada”, pensaréis, “te habrás quedao a gusto”. Pero os puedo asegurar que nunca he tenido tan clara la frase con la que comenzar una entrada como en esta ocasión.

China es grande, enorme. Y no me refiero únicamente a su extensión, o a su Historia. En china TODO es grande. Las calles, los edificios, los platos de comida (en los días que llevo aquí no he sido capaz de terminar ninguno)… y las ciudades.Y a mi, que no sabía dónde me estaba metiendo, no se me ocurrió una idea mejor que comenzar mi recorrido en la capital del Imperio: Beijing.

Tiananmen (10)

Tiananmen (09)

Metro (02)

Metro

He dedicado a Beijing casi una semana, y apenas he visto la mitad de las cosas más importantes, cubriendo la otra mitad con esos lugares a los que “sólo a mí se me ocurriría ir”. Seis días son poco tiempo. Sobre todo, cuando uno llega de pasar once en Ulaan Baatar y se ha acostumbrado a un ritmo más sosegado.

Pero no podía dedicarle más. Sólo tengo dos meses para recorrer una pequeña parte de China, de los cuales me gustaría emplear al menos uno en perderme en algunos pueblitos de las provincias sureñas de Jiangxi, Fuijian, Guangxi, Guizhou y Yunnan. Y antes de eso, pasar por las ciudades de Beijing, Xi’An y Shanghai, más que nada, porque “son básicas”. Ah, y Hong Kong. Creo que Macao lo dejo para otra ocasión (no me apedreéis muy fuerte).

Lo sé, estoy abarcando demasiado; no voy a ver ni la mitad. Pero, insisto: es que China es muy grande, y antes de venir uno no es consciente de hasta qué punto.

Calles (06)

Primera y empañada vista de Beijing

Calles (07)

De modo que Beijing ha sido una buena y mala introducción al mismo tiempo. Buena, porque tiene muchas cosas para ver, cada día haces algo diferente, y es difícil aburrirse en ella. Mala, porque es tan grande puede resultar apabullante. Y porque en tan poco tiempo es difícil dar con su… alma. Pero esto lo explicaré un poco más adelante.

Y he tenido bastante suerte, porque de los seis días que he estado, cinco ha hecho sol. El primero no. Mi primera imagen de Beijing se vio empañada por un denso manto de niebla espesa y pegajosa, que no sabría decir si era debida al clima o más bien a la contaminación. Un poco de todo. Dicen que respirar el aire de Beijing equivale a fumar tres paquetes de cigarrillos diarios. Será una exageración. O no.

Ese primer día el ambiente estaba tan cargado que apenas pude dar una pequeña vuelta “de exploración” hasta el templo taoísta de Dongyue, las murallas de la antigua ciudad Ming, y poco más. Cuando regresé a “casa” tenía la camiseta empapada en sudor.

Murallas ciudad Ming (02)

No podéis imaginar la humedad que había ese día

Murallas ciudad Ming (01)

Solución china: quitarse la camiseta

El templo de Dongyue me encantó y horrorizó a partes iguales. Cabe decir que (de momento) no conozco más templo taoísta que éste y por ello no puedo afirmar que todos estén cortados por el mismo patrón, pero como “primera vez” la experiencia ha sido realmente sorprendente.

Es un auténtico museo de los horrores. Su parte más llamativa, y que lo diferencia de cualquier otro templo que haya visto antes, es el patio principal, alrededor del cual se se suceden una serie de habitáculos albergando estatuas de dioses, humanos y otras figuras zoomórficas de aspecto realmente terrible, angustioso. Lo último que hubiese esperado encontrar en un lugar que en teoría debería proporcionar ¿paz de espíritu?

Al parecer, cada una de estas macabras habitaciones representa uno de los “departamentos” que, según esta religión, controlan el mundo sobrenatural; departamentos tales como “el encargado del sufrimiento y la angustia”, “el infierno”, “el castigo al aborto”, o “la implementación de quince formas de muerte violenta”. Una delicia. Pero lo cierto es que el lugar merece la pena. Como digo, nunca he visto un templo igual.

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Templo de Dongyue (03)

Templo de Dongyue (07)

Templo de Dongyue (05)

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El adorable conejito de Donnie Darko

Y, bueno, ¿cómo hablar de Beijing tratando de ser original, y no repitiendo como un papagayo todo lo leído en la enciclopedia sobre la Ciudad Prohibida o el Palacio de Verano? Supongo que para eso sería necesario tener un cierto “feeling” con la ciudad, y ya he confesado que ese no ha sido mi caso…

No cabe duda de que es una ciudad interesantísima. He tenido la impresión de estar caminando siempre por las galerías de un museo: la gigantesca Plaza Tian’anmen, el Mausoleo de Mao (en el que por supuesto entré para presentar “mis respetos” al Gran Timonel), la Ciudad Prohibida… Todos ellos lugares impresionantes, o hermosos, o de gran importancia histórica… pero detenidos en el tiempo. Sin alma. Sin vida (sobre todo Mao). No sé. Es mi impresión. Y precisamente esta impresión ha sido la que me ha impedido conectar con Beijing.

Tiananmen (01)

Tiananmen (04)

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Claro que esto es lo mínimo que le puede pasar a alguien que se planta de buenas a primeras en una megaurbe de dieciocho millones de habitantes (!) y pretende “conocerla” en un par de días… Pero, por suerte, incluso viéndola “por encima” uno puede dar con lugares que le lleguen al corazón.

Los viejos hutongs, donde los ancianos juegan interminables partidas de damas chinas, son por supuesto uno de ellos. Pero el bullicio reinante en todos mercadillos tampoco se queda atrás. Y es que, aunque sean turísticos y dedicados a la venta de souvenirs, sus comerciantes no dejan de ser personas… y auténticos personajes.

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Dashilar (09)Y llega el momento de partir una lanza (más) por esa estupenda red social que es Couchsurfing. Gracias a ella, en lugar de alojarme en un hostal céntrico, a tiro de piedra de Tian’anmen y con todas las comodidades, mi casa en Beijing ha estado más bien “en el quinto pino”, lo que convertía cada paseo en una auténtica odisea para llegar hasta el lugar de interés en cuestión.

Si digo que parto una lanza por ello, es porque de otra manera jamás hubiese dado con ese barrio tan auténtico. Los chicos del “English Lab” con quienes he pernoctado esta semana se han ganado un lugar en mi corazón, y la callejuela donde he cenado todos los santos días (una única vez hice el viaje de casi una hora en metro para pasar una velada con una vieja amiga que estaba de vacaciones en Beijing, y no me quedaron ganas de repetir la aventura), también. Tenéis que verla, sobran las palabras. En el fondo, va a ser que algo de alma sí tiene Beijing. Y como era de esperar, no se encuentra en sus museos.

Mi calle (01)

«Mi» calle

Mi calle (02)

English Lab

Algunos de los chicos del English Lab (pésima foto)

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Calles (03)

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10 comentarios en Beijing (I): El alma de la «ciudad museo»

  1. Al 15 septiembre, 2011 at 21:20 #

    Hola Carmen!
    Soy Alberto, nos conocimos en Barna de mano de Pak, no se si te acordarás… He vuelto de Beijing hace un par de meses y alucino con que hayas tenido cinco días seguidos de sol, eso no lo recuerdan ni los más antiguos del lugar :)
    Suerte con el resto!

    • Ku 16 septiembre, 2011 at 5:18 #

      Hola Alberto!

      No hace falta que te presentes, me acuerdo de vosotros perfectamente!! :D Y agradezco muchísimo a Pak que nos diese la oportunidad de conocernos: ya os dije que yo fui una gran admiradora (en la sombra) de vuestro blog cuando andabais por Asia :D

      ¡Ya te digo si he tenido suerte! El primer día, cuando vi el panorama, le pregunté a uno de los chicos del English Lab: «¿Esto es siempre así?». La respuesta fue un «sí» rotundo, y casi se me cae el alma a los pies.

      Por lo visto, la suerte quiso ponerse de mi lado, porque hizo un sol de justicia el resto de la semana :D

      Un abrazo!!!

  2. Pau 16 septiembre, 2011 at 14:02 #

    Pues no te ha ido mal del todo por allí, es una de mis cuentas pendientes :D

    • Ku 17 septiembre, 2011 at 5:06 #

      Claro que no me ha ido mal! Pero he querido abarcar mucho y Beijing es muy grande… :P

  3. Mami 18 septiembre, 2011 at 22:58 #

    Hola KU , Bonita entrada. Nos sirve para situarnos bien en esa gran-grandísima ciudad. Solo nos falta una foto tuya DEVEZENCUANDO. ANIMATE. Pareces la amiga invisible. T.Q.

    • Ku 19 septiembre, 2011 at 7:49 #

      Mamá, ¡hay fotos mías en el álbum de Flickr! Por favor, no me hagas pasar por esto… :P De todas formas, en la entrada de hoy te dejo un par, para que no te quejes! Yo también te quiero!

  4. José Carlos DS 30 septiembre, 2011 at 2:50 #

    Si es que China es tan grande que hasta los chinos han dejado de ser bajitos y poco a poco han ido pegando el estirón jaja

    Pues tiene buena pinta templo de Dongyue, como la parte dedicada al terror en el museo de cera, pero haciendo las figuras sin estar borracho xD

    Esta noche me propongo ver hasta que finalizan las entradas de Beijing :D

    • Ku 30 septiembre, 2011 at 14:12 #

      Pues como crezcan mucho más, no van a entrar en el país…. ¡son muchísimos! :P

      Es un templo muy chulo, merece la pena acercarse hasta él :D

  5. Viajero_empedernido 23 julio, 2013 at 14:48 #

    Hace tiempo que sigo tu blog junto a mi novio (de hecho, este año leímos todas tus entradas de China porque estuvimos allí dos semanas, recorriendo el país). A nosotros nos gustó bastante… ¡y también tuvimos solanera los 3 días que pasamos en Pekín! Eso sí, aunque regresaremos a China, yo a Pekín he ido una vez y no más… Me pareció demasiado grande e impersonal, hubo otros sitios de China que me gustaron más, aunque es impresionante y un destino imprescindible para quien quiera conocer el gigante asiático… También me produjo terror… Terror por pensar que, algún día, el mundo entero pueda llegar a parecerse a eso… ¡No quiero ni pensarlo!

    Ahora mismo estaba leyendo tus entradas de Jaipur y… ¡madre mía! Miedo me está dando… Yo que, aunque disfruté Marruecos, acabé «jartito» y me quería ir tras una semana allí por el agobio de los locales… ¡Y mi novio está loco por ir a la India dos o tres meses! (Estamos planeando una vuelta por Asia y, claro, la India es parada obligada). Las fotos son impresionantes, la verdad, y creo que se te da bien contar anécdotas, lo haces de una forma tan amena y divertida que mientras te leo se me escapan amplias sonrisas, y haces que me entren ganas de recorrer la India. :P

    Bueno, dejo de darte la tabarra y te deseo que lo estés pasando bien allá donde estés. ¡Muchas gracias por escribir tu blog! Es muy útil para elegir lugares que visitar; tienes buen gusto y nos fiamos de tus críticas. :)

    • Carmen 30 julio, 2013 at 20:54 #

      ¡Hola viajero empedernido!

      Me ha encantado tu comentario :D

      En cuanto a India, no te voy a engañar: pueden ser muy pesados, y en Jaipur el «acoso» alcanza sus cotas más extremas. Pero que eso no sea una excusa para no ir: India es maravillosa, os va a encantar, pongo la mano en el fuego, si bien al principio puede resultar un poco dura… Ya que disponéis de tiempo (dos o tres meses, es fantástico), intentad alternar grandes ciudades con pueblitos pequeños, como Bundi u Orchha, para alejaros un poco del caos, la contaminación, respirar profundamente y seguir caminando :) Y sobre todo id con la mente preparada y bien abierta para ver más allá de lo superficial. Si tocáis su corazón, India os enamorará.

      Un abrazo muy fuerte y gracias por las bonitas palabras que le dedicas a mi blog. ¡Os deseo muy buen viaje a ambos!

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