Desde la ventana de la habitación contemplé una vista deliciosa. Los tejados de colores sobresalían entre las copas de los árboles que visten aquel -de por sí, verde- valle situado en la provincia de La Montaña con un exuberante traje de fiesta. Sagada es tan bonito que, sin pretenderlo, llega a pecar de pretencioso. Es […]
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El cementerio de los vivos
Cuando se habla de vivir en un cementerio (un tema de lo más común, o eso parece a la vista de los últimos post de este blog), el primer pensamiento no puede ser muy agradable. Películas de terror, cuentos de fantasmas, o en el mejor de los casos (mejor no por bueno, sino por acercarse […]
El cementerio chino de Manila
Cuando hace un mes pensaba en este viaje a Filipinas, no imaginé que pasaría tanto tiempo en Manila, y mucho menos en sus cementerios. El único del que sabía algo (al estar considerado “oficialmente” una atracción turística) era el chino, presente en todas las guías de viaje como visita obligada en la ciudad, y al […]
Sonrisas en el cementerio
En el cementerio de Navotas la eternidad se encarna en forma de un interminable partido de baloncesto al que todo el mundo está invitado. Por lo que se dice fuera cualquiera pensaría lo contrario: que vigiles tus cosas, que no es un lugar para ir solo, que es una zona muy pobre, que hay mucha delincuencia, […]
Fotogramas de Jerusalén
Lo comenté una vez: uno de los sueños de mi vida, desde hace años, ha sido vivir una temporada en Jerusalén. Llegar con un montón de libros bajo el brazo (Biblia, Corán y Talmud incluidos) y sumergirme en ella, sentirla, vivirla, no ir solamente de paso. Profundizar en los sentimientos que en viajes anteriores me […]
La sangre derramada sobre Ekaterimburgo
El tren atravesó los Urales sin ni siquiera enterarme. Tanto tiempo imaginándolos, idealizando ese momento irrepetible, para llegar a Ekaterimburgo y descubrir que la renombrada cordillera que separa Europa de Asia no era otra cosa que esas colinas casi inapreciables que había pasado unos minutos atrás. Con un “¡Bienvenida!” sobre una cartulina amarilla me recibieron […]
¿Le gustaría a Mafalda el tango?
Después de un vuelo de tres horas y media hasta Auckland, una escala de casi dos, y otras trece horas sobrevolando el Pacífico, llegué a Buenos Aires. Una vez allí debería haber tomado un “colectivo” (voy aprendiendo a comunicarme, che!) que me llevase del aeropuerto Pistarini al Newbery, pasar otra vez por la tortura del […]