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A través de la cerradura

[Nota preliminar: A raíz de los comentarios y correos que he recibido tras la última entrada, parece que los lectores de este blog preferís cuando comparto los desvaríos que tengo en la cabeza, más que cuando me limito a describir un lugar. Pues bien, me he vuelto un poco (más) loca y  he decidido aplicar el «vuestros deseos son órdenes» de la forma más radical: he aquí las reflexiones que me ocuparon durante los días que estuve en la región de Bastar, tal cual fueron escritas en mi libretita. El resultado es un post sobre las tribus adivasi de India sin contar nada de las tribus adivasi de India. Bueno, volveré a ellas. De momento espero no asustar a nadie; ya nos vamos conociendo.]

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A veces pienso que hay realidades que solo deberían poder ser vistas a través de una cerradura. Los días que he estado visitando las aldeas tribales de la región de Bastar han reavivado en mi interior el debate de hasta qué punto es moralmente correcto que una persona, en teórica posición de ventaja (véase: con posibilidad y recursos para viajar), haga uso de ésta para irrumpir en la realidad de otras personas que afortunadamente (si partimos considerándolo una suerte) aún se mantienen a salvo de los efectos de la globalización y la modernización, conservando casi intacta su cultura.

Cuando visito otros países/zonas/rincones ya contaminados en mayor o menor medida no me hago esa pregunta. Supongo que asumo que el daño ya está hecho y es irreversible. Siguen siendo países/zonas/rincones de realidades diferentes a la mía, de los que puedo aprender sin causar mayor daño. Ya lo hicieron otros por mí, así que… “a disfrutar lo que quede”.

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Yo viajo para aprender. Ese es el meollo de todo. Puedo maquillarlo un poco añadiendo que también viajo para después escribir sobre lo que veo, porque disfruto compartiendo y abriendo ventanas al mundo a aquellos que quieran viajar conmigo, o para inspirar y guiar un poco el camino a quienes planean ir a un lugar. Y me gusta pensar que, cuando entro en contacto con esas culturas diferentes a la mía, con esas personas, también ellas se enriquecen y aprenden de mí. Sí, todo esto está muy bien y es cierto, pero siendo sincera el principal motivo que me mueve a viajar es puramente egoísta: aprender yo.

Mientras en el camino a cumplir mis sueños y deseos no haga daño a nadie, supongo que no hay nada malo en ello. ¿Pero qué ocurre cuando con tu intromisión alteras la realidad de otras personas que simplemente están bien como están, que nunca solicitaron tu presencia? Esto es lo que pensaba hace un par de semanas cuando visitaba las humildes aldeas y los concurridos mercados adivasi del sur de Chhattisgarh, a donde fui, precisamente, porque en Orissa el acceso a estas zonas se ha visto muy restringido para proteger a las tribus de los “safaris humanos” y sus consecuencias.

Y es que no eres solamente tú. Donde va uno, al final, con el tiempo, van mil.

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Hay viajeros que se enorgullecen de llegar a lugares remotos e inaccesibles, de haber entrado en contacto con ésta u otra tribu, como si eso les convirtiera en más aventureros, o valientes, o qué sé yo, que los demás. Y lo son, no digo que no; hay que ser aventurero para llegar el primero, o de los primeros, a una tribu perdida en el corazón del Amazonas (por poner un ejemplo extremo).

A estos viajeros, por lo general, los lugares “turísticos” no les gustan. Y por supuesto tampoco les gustan los «turistas” que con su goteo incesante convierten, a lo largo del tiempo, un lugar otrora genuino en uno como todos los demás; o aún peor, en un parque temático para más turistas. De alguna forma, estas personas me recuerdan a aquellas que dicen “yo ya escuchaba este grupo antes de que fuera comercial”, pero en versión viajera. Para que un grupo se vuelva «comercial» alguien tiene que empezar a escucharlo, del mismo modo que para que un lugar aislado termine por convertirse en un destino de masas, alguien tiene que ser el primero en poner sus pezuñas en él.

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Es fácil admirar a los grandes viajeros del pasado. Cuando solo unos pocos tenían la posibilidad (o el arranque) de salir a recorrer el mundo y llegar a lugares desconocidos, eran héroes. Traían conocimiento de tierras lejanas, y además, como eran pocos, sus efectos apenas se notaban (?). Ahora, quién más y quien menos, todo el mundo puede viajar, y como decía, donde va uno tarde o temprano irán todos los demás.

Pero aunque no fuera así, aunque un lugar se mantuviese relativamente a salvo y solo una minoría pudiese acceder a él, el efecto es el mismo. La introducción de ese agente externo, de ese uno, de los elementos que porta consigo (sus cachivaches tecnológicos, la misma ropa) y de su propia actitud, es suficiente para desestabilizar el equilibrio de unas gentes que vivían felices e ignorantes de cosas que no les ocupan ni les afectan hasta la llegada del forastero.

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Así que, en el fondo, estos Marco Polos contemporáneos que se jactan de llegar a lugares remotos y aislados, en cierta forma me enfadan. No puedo evitarlo. Me cabrea que, a sabiendas de que los pueblos indígenas realmente puros que hoy día quedan pueden contarse con los dedos de una mano, a sabiendas de que en el mundo cada vez quedan menos culturas sin explotar, estas personas, de manera plenamente consciente y sin pensar en las consecuencias, tomen la iniciativa de irrumpir en su realidad por puro egoísmo, para satisfacer su curiosidad, sus ansias de conocimiento, de gloria, o lo que cada uno busque.

Conste que yo soy la primera en confesarme culpable. Sin ser una Súper Exploradora, ni Bastar la región más aislada del planeta (no hay más que ver las fotografías), en la limitada medida de mis posibilidades hace un par de semanas he estado haciendo lo que yo misma condeno: irrumpir, cámara de fotos en mano, en la realidad de unos pueblos que, cuanto más lo pienso, más creo que deberían estar mucho más protegidos y a salvo de personas como yo. Que les dejemos en paz, leñe.

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No puedo mentir: la experiencia ha sido preciosa y más que interesante. Las tribus adivasi de Bastar son otro mundo dentro India; un país que “les rodea” pero del que no forman parte, salvo a afectos geopolíticos. Hablan su propia lengua, conservan sus creencias animistas, su sociedad se organiza y rige según sus propias normas… en definitiva, tienen su propia cultura. Y ni puñetera idea de dónde está España ni de si es un país (ni falta les hace). Viven, casi podríamos decir, en otra dimensión.

Y allí estaba yo, con el dedo sobre el disparador de mi cámara (aunque antes de tomar una fotografía pida siempre permiso) y aprovechando la compañía de mi guía-traductor para conseguir toda la información posible sobre su modo de vida. Los adivasi de Bastar son curiosos, estaban encantados de responder a todo y se dejaban fotografiar. Incluso me agasajaron con regalos. Alguno no, claro, pero esa era la función del guía: indicarme dónde estaban los límites.

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Han sido unos días estupendos, de esos en los que te vas a la cama y no puedes dejar de pensar en todo lo que has visto y lo que has aprendido. Mentiría si dijese que no lo disfruté, pero al mismo tiempo me sentía incómoda, culpable. Culpable por estar contribuyendo, con mi mera presencia, a contaminar su genuina cultura y alterar su percepción del mundo. Su mundo.

Así que ese es mi debate. ¿Forma parte del orden inevitable de las cosas? ¿Si no soy yo, será otro el que vaya? ¿Están los pocos pueblos indígenas que quedan en el mundo condenados a desaparecer, devorados por la globalización, sin posibilidad de salvación? Puede que sí.

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También se puede defender que los efectos de estos contactos entre culturas no son solo negativos. Sin duda la intención de los misioneros en Nagaland al erradicar la costumbre de cortar cabezas era buena. También la de aquellos que hoy día luchan en algunos países contra prácticas machistas como la ablación del clítoris. Hay cosas que parecen obvias, pero otras no lo son tanto.

¿Quién está en condiciones de decir qué es bueno y qué es malo? ¿Cómo distinguir el progreso y la modernización que vienen a destruir la cultura de los pueblos, de aquellos contactos que realmente nos hacen mejorar como especie, poniendo fin a comportamientos medievales o, una palabra más fea aún, “salvajes”? ¿Quién tiene tal autoridad? ¿Algún espectador objetivo en la sala? Si lo hubiera, sería como asumir que nosotros sí vamos en la dirección correcta.

Mientras no lo sepa, seguiré pensando que hay realidades que deberían ser respetadas, protegidas, para que evolucionasen a su propio ritmo (si quieren) y que a nosotros solo se nos permitiese verlas a través de una cerradura. Aunque me confiese primera culpable de asomar la cabeza por la puerta.

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[Fotografía que saqué por indicación de mi guía: un hombre vistiendo una camiseta interior por encima de la camisa, a modo de chaleco, «porque no sabe que debe ir por dentro». A ojos de mi cicerone (quien, quiero dejarlo claro, es un hombre noble y ama su región como el que más) esto era muy gracioso y digno de ser retratado. Ni lo critico ni lo juzgo, solo lo dejo ahí.]

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35 comentarios en A través de la cerradura

  1. Osvaldo 15 diciembre, 2013 at 19:40 #

    Tienes toda la razón, aunque al final del día, lo que importa es viajar, aprender de la experiencia y siempre respetando la cultura local, nos guste o no.

    Saludos :)

  2. A. 15 diciembre, 2013 at 21:58 #

    Te leo desde hace meses aunque no comente.

    Sólo quería decir que firmaría lo que has escrito, salvando las distancias pues mis
    viajes han sido hasta la fecha más modestos que los tuyos aunque algunos muy enriquecedores.

    Muchas veces he hecho esta misma reflexión para mí, y me alegro que la compartas.

    Un saludo.

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:07 #

      Me reconforta en cierta manera saber que no soy la única en comerse la cabeza con estas cosas. ¡Gracias por tu aportación, A.!

  3. Iván 16 diciembre, 2013 at 10:56 #

    Buenas reflexiones y excelentes fotos. Buen camino

  4. Viajes de Primera 16 diciembre, 2013 at 11:05 #

    ¿Y cómo sabemos qué impresión les causamos a los pueblos indígenas del mundo? ¿Por qué pensamos que todos van a modificar su estilo de vida y tradiciones para seguir nuestra huella? Probablemente, muchos verán a los turistas/viajeros como seres curiosos, con maneras raras de hacer las cosas. Y no todos querrán imitarlos. Es inevitable el intercambio de influencias, la dinamización y adaptación culturales (las estancas terminan perdiéndose), aunque los transportes y la democratización del viaje de ocio hayan acelerado los efectos. Quizá la clave, para ellos, para nosotros y para la globalización (mal entendida y peor ejecutada hasta el momento, a nuestro entender), sea, por un lado, la educación (el poder decidir con qué te quedas de lo que viene de fuera sin renunciar a lo mejor de tu casa) y el respeto por lo diferente…No todo el sector del viaje, viajeros incluidos, hacen las cosas como debería ser… Un viajero no es una maleta que se traslada de un punto a otro y acumula souvenirs y fotografías.

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:11 #

      Me alegra haber suscitado un pequeño debate. Por su puesto, el asunto tiene muchos puntos de vista, y dentro de cada uno se podría profundizar aún mucho más, pero sería una locura pretender resumirlo todo en un único post (sin dormir a las ovejas).

      Gracias por tu aportación. Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dices, pero aún así no termino de quedar convencida del todo :) Como digo, ¡esto daría para unas buenas conversaciones!

  5. Rodi G 16 diciembre, 2013 at 12:43 #

    Buen post, saludos.

  6. Sandra 16 diciembre, 2013 at 15:04 #

    Una entrada preciosa, Carmen. Todas las tuyas lo son pero cuando escribes desde el corazón te sales.

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:14 #

      Jo, Sandra, ¡muchas gracias! Estos post son parte de mi «terapia personal» para desbloquearme… A ver si cojo carrerilla :D

      ¡Un abrazo!

  7. Pau 16 diciembre, 2013 at 16:17 #

    Ufff qué difícil nos lo pones con tu pregunta Carmen, de hecho no lo tienes claro ni tú.

    Lo que sí me ha quedado claro es que tienes que estar disfrutando como una enana por allí y yo leyendo todo lo que publicas, así da gusto compañera.

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:15 #

      No, no lo tengo nada claro. Por eso lanzo la pregunta, para que os comáis un poco la cabeza también vosotros ;)

      ¡Un abrazo, Pau!

  8. po 16 diciembre, 2013 at 18:08 #

    De acuerdo con el planteamiento; en absoluto desacuerdo con el desarrollo (das por hecho que la intromisión mínima en las vidas de esta gente ya les produce un daño). Y en cuanto a la pregunta, mi respuesta es que tu llegas con una cámara, te pones detrás de ella y disparas, el efecto es inocuo. ¿Dónde esta el mal ?

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:33 #

      Eres mi mejor crítico :D

      «Respondiendo a tu respuesta», y limitándome exclusivamente al efecto inmediato que pueda tener sacar una simple fotografía, siempre que ésta se tome con respeto y consentimiento de la persona retratada, podríamos decir que no hay mal… Desgraciadamente mucha gente no es así: he visto a súper fotógrafos metiendo objetivos del tamaño de un telescopio en la nariz de alguna señora sin ningún miramiento.

      Pero ese no es el tema. A donde en realidad quiero ir con mis elucubraciones es al impacto de esa intromisión, que por muy buenas intenciones que tenga, siempre acarrea un impacto a largo plazo. Y como digo, no hablo de lugares ya «contaminados» por el turismo; me preocupan especialmente estas realidades más remotas, más aisladas, más vulnerables, que de repente se ven agredidas por un agente externo sin comerlo ni beberlo.

      De todas formas, este tema daría para mucho más… y aquí ya es tarde ;)

  9. miriam 16 diciembre, 2013 at 18:27 #

    La verdad q muchos como yo esperamos tener novedades tuyas atravez de tu bolg, es como viajar y sentir que te acompañanmos en cada instante. para mi es un placer ,leer ,mirar y vivir lo que vos en carne propia logras hacerlo. Creo que si uno se mete dentro de la vida y costumbre del otro sin hacer daño con la mera intencion de compartir su cultura ,no tendria porque molestar ni sentir que esta invadiendo, a mi entender esta tomando conciencia que hay otras modalidades de vida dentro de esta vida. Te felicito y segui creciendo ineteriormene. Saludos Miriam Bs As

    • Carmen 16 diciembre, 2013 at 19:37 #

      Muchas gracias, Miriam. Como comento en el blog, para mí también es un placer compartir mis historias. Es una parte muy importante de todo esto, y me alegra saber que logra el objetivo de hacerte viajar conmigo un poquito.

      Luego está ese debate… pero como no vamos a llegar a ninguna conclusión, haremos lo que dice Osvaldo en el primer comentario: seguir viajando y aprendiendo desde el respeto ;)

      ¡Un saludo!

  10. Avistu 16 diciembre, 2013 at 20:53 #

    No hay una respuesta sencilla a tus preguntas, al igual que tu reflexión ha necesitado ser extensa. Esas tribus acaban teniendo agua potable y electricidad porque es mucho mejor que la alternativa. Y antibióticos y preservativos, porque también la enfermedad y la reproducción pueden ser controlados y no dejados al azar. ¿No es todo eso fruto de la intromisión de alguien? Bienvenida sea entonces.

    Creo que nos vamos de viaje con ganas de descubrir y aprender (aunque algunos sólo con el objetivo de mirar, comparar y satisfacerse con el «en XXX somos más cultos/limpios/educados») y, como en la física, no podemos evitar que el observador afecte a lo observado. De nosotros, de nuestra cultura, conocimientos y carácter, depende cuanto y en que manera afectamos a los locales porque, sin duda, ellos ya nos están afectando a nosotros, los viajeros de paso.

    Fdo. «Uno que ha ido a Kurdistán y Bangladesh cuando no iba nadie» (no me pegues)

    • Carmen 17 diciembre, 2013 at 5:03 #

      Evidentemente yo me he centrado únicamente en la parte «mala» de la globalización (para la «buena» necesitaría otro post completo), que es la que me genera dudas… Como digo más arriba, el problema tiene muchas caras y el debate podría no terminar nunca.

      Sin pretensión de alargarlo todavía más, pero para no quedarme callada ante tu respuesta: ¿Y por qué sumimos que lo nuestro es mejor? Es lo que me pregunto casi al final del post, cuando expongo nuestra predisposición a asumir que «nosotros sí vamos en la dirección correcta». La electricidad: seguro que en algún viaje has llegado alguna zona donde has vivido sin electricidad. ¿Es tan necesaria, aparte de para recargar las baterías de tus gadgets? Me pongo ya radical extrema (conste que solo quiero generar debate) y me atrevo a cuestionar incluso los antibióticos… Mucho antibiótico, mucho antibiótico, pero la esperanza y calidad de vida en «las sociedades desarolladas» es incluso más baja que en estas aldeas, donde no tienen acceso a estos, pero sí mejor alimentación, menos estrés, aire más puro…

      Ya te digo, no defiendo nada. A mí me gusta mucho apretar un botón y que salga luz o agua potable, y poder controlar los hijos que quiero tener. Pero por que he sido educada así. ¿Por qué presuponemos que nuestras comodidades nos sitúan en una posición más aventajada en la línea evolutiva? De acuerdo, asumamos que sí: ¿pero por qué no dejamos que cada sociedad evolucione a su propio ritmo?

      Y podría seguir y seguir… ;)

      • Avistu 4 enero, 2014 at 18:11 #

        Uy…dudo mucho de que la esperanza de vida en la India que sobrevive sea mayor que en el ociosamente estresado Primer Mundo, o de que las cifras de mortalidad infantil – o de la madre durante el parto – sean comparables entre España e India, o de que sea mucho más sano recorrer kilómetros buscando la única fuente de agua potable para una aldea que abrir un grifo, que el acceso a la educación implique otra caminata de los niños – los que no tengan que trabajar en el campo o la casa – en lugar de veinte minutos en autobús, o que se necesiten vagones especiales en los trenes para que las mujeres puedan viajar sin miedo a ser acosadas, o que…

        No sé, me parece que todo lo anterior, basado en avances técnicos y en el desarrollo económico, deja bien claro dónde hubiera preferido nacer la mayoría de la gente si les hubieran dado a opción de elegir. De hecho, las sociedades, al menos las democráticas, históricamente han evolucionado en la misma dirección. Y algunas, como ocurre en Japón, han conseguido que una cosa (un alto grado de desarrollo tecnológico) no esté reñida con la otra (el mantenimiento de costumbres ancestrales).

        Todos los paraísos tienen sus serpientes, lo único que ocurre es que en Occidente e India son de especies distintas ;)

  11. Rober 17 diciembre, 2013 at 4:16 #

    No hace mucho que descubierto tu blog, y hasta ahora disfrutando enormemente de tus entradas sobre India.
    Entiendo perfectamente las dudas que te planteas en cuanto a la «intromisión» cultural en estas zonas tribales (es más las compartó). Pero por curiosidad en este caso concreto (supongo que entraste o saliste por Raipur), como interpretas que tenga una de las estaciones de tren más limpias y modernas de India, un enorme mall donde debería de existir un entramado de compraventa y ambiente de bazar, que tengan olvidados sus origenes en un mal cuidado y casi vacio recinto de artesania, enfrente una pizzeria, etc. ¿no te sorprendieron esas dos caras del Estado? ¿Parece que tiene claro el mirar a occidente?….. no se como lo ves.

    Nada más. Enhorabuena por el blog.

    !Un saludo!

    • Carmen 17 diciembre, 2013 at 5:14 #

      ¡Hola Rober!

      Llegué a Jagdalpur desde Orissa, y solo he pasado por Raipur después de visitar la región de Bastar, apenas unos minutos de paso, antes de tomar otro autobús hacia el norte… Así que no he visto su estación de tren ni ese centro comercial que comentas. Pero bueno, no es necesario para responder a tu pregunta.

      Evidentemente la sociedad india mira hacia occidente en muchos aspectos (p.e. económicos), mientras que en muchos otros (p.e. religión) se aferran como los que más a las tradiciones. En Chhattigarh y en cualquier otro estado, los contrastes están a la orden del día en este país.

      Precisamente de ahí nace mi planteamiento, mis interrogantes. Cuando nos encontramos con rincones, por pequeñitos que sean, donde milagrosamente los efectos de esa modernización no se han dejado notar todavía, que de momento han conseguido «salvarse», ¿deberían estar mucho más protegidos? O no, o todo lo contrario, si asumimos que los efectos positivos de la globalización pesan más que los negativos.

      Pero bueno, ¡este es el debate interminable! Solo quería ponerlo sobre el tapete ;)

      ¡Un saludo!

  12. Julio César 17 diciembre, 2013 at 5:30 #

    Carmen te felicito, tienes un blog muy bello muy interesante. Tengo una pregunta, disculpa mi ignorancia. En la foto donde dos búfalos arrastran un equipo agrícola y a un señor. Para que sirve eso? Que labor agrícola están haciendo? En qué cultivo?

    Gracias muy amable y te cuento que mi sueño es ir a trabajar al India, ya he trabajado mucho en África y A. Latina pero sueño con India.

    Un abrazo con afecto.

    • Carmen 17 diciembre, 2013 at 5:55 #

      ¡Hola Julio César!

      Es un cultivo de arroz, y lo están trillando (con el pisoteo de los búfalos, y el peso de la rueda sobre la que va subido el hombre) para separar el grano de la paja.

      No soy una gran experta en agricultura, así que disculpa que te responda con palabras poco técnicas. La esencia es esa :)

      Un abrazo, ¡me alegra que te guste el blog!

  13. Rosa 23 diciembre, 2013 at 6:45 #

    Creo que todos alguna vez tenemos este tipo de pensamientos en los que nos auto-culpamos por algo que creemos no correcto, con tus post has abierto la puerta de par en par en más de una ocasión a muchos sitios desconocidos para mucho de nosotros, al que seguramente ya no nos hemos limitado a mirar por la cerradura, también a través de la lectura, de la investigación, desde las imágenes, aprendiendo desde casa sin entrometernos, así que no te castigues demasiado, nos dejas con la lección aprendida de que siempre que lo hagamos sea desde el análisis de hasta donde se debe llegar y siempre respetando la cultura del lugar, aunque como bien tú dices, eso sea difícil.

    Como siempre estupendo post y buena reflexión.

    Un saludo, Carmen.

  14. Laia 4 enero, 2014 at 14:47 #

    Enhorabuena por el blog, hace ya un tiempo que lo leo y unos días que pienso en lo que planteas en este post (que veo que ha generado debate).

    Yo no tengo claro que visitar estos lugares remotos les suponga un daño, mientras nos limitemos a aprender e intercambiar sin intentar convencerlos de nada. Ellos eligen después con lo que se quedan. Como decías en un comentario mas arriba, India mira a occidente para temas económicos, pero no para religión. Ellos tienen claro lo que forma parte de su cultura y quieren conservar como tal.

    Muchas gracias por compartir la reflexión.

    Un saludo

  15. Irene 6 enero, 2014 at 11:09 #

    Hace tiempo, aburrida en la sala de espera del médico, leí una frase de un explorador cuyo nombre he olvidado. Durante sus viajes al Amazonas descubrió varias tribus que nunca habían tenido contacto con el hombre blanco. La conclusión final del explorador es que lo mejor para esas tribus es que nunca nadie las hubiera descubierto. Me pareció una conclusión bastante descorazonadora descubrir que tus viajes han causado más daños que beneficios a esas gentes.
    Salvando las distancias, me acordé de este explorador visitando un poblado de Laos, y me hice las mismas preguntas que planteas en esta entrada. Hace unos años ese poblado no tenía electricidad. Ahora hay luz en todas las casas por la noche y el próximo año tendrá incluso internet. Desde allí se puede llegar a otros poblados aún más pequeños que parecen estar acostumbrados a recibir unos pocos turistas cada año, pero se resisten a cambiar. A ver cuánto tiempo aguantan.
    No puedo darte ninguna respuesta porqué yo también estoy hecha un lío y un mar de contradicciones, pero me alegra saber que hay alguién más con estas preguntas rondándole por la cabeza.

  16. Carmen 11 enero, 2014 at 9:00 #

    Gracias a todos por vuestros comentarios. Sinceramente, ya no sé qué más puedo añadir, ¡lo habéis dicho todo! Sin duda este es un tema que trae cola, y al margen de la diversidad de posturas, me alegra saber que no soy la única que se hace estas preguntas.

    ¡Un saludo!

  17. Devjani 14 enero, 2014 at 18:55 #

    I completely agree with you, traveling is learning! It teaches us more than any book can do! Also I admire you for traveling to such interior places, where an Indian will also think twice before venturing alone..

    Hope you have many more such meaningful but safe journeys .

    Love,
    Dev

  18. Nati 1 agosto, 2015 at 9:15 #

    Precioso reportaje y mejor reflexión
    Gracias

  19. Gio 7 marzo, 2016 at 18:03 #

    Hoy ya es 7 de marzo de 2016, ¿Todavia te haces esa reflexión?

    Amo viajar, adoro conocer gente e intercambiar cultura… Yo soy radical en eso y para mi, si se hace daño…

    No se si exista la forma de no contaminar…

    Estuve en el amazonas en 2014 y alli es muy notable el efecto perjudicial del contacto. Hay comunidades que la llegada de la electricidad las sumió en la pobreza… Llegas y todos están viendo noticias y novelas… Ya sabes el impacto de los imaginarios y pues esa gente ya se viste diferente y sus aspiraciones ya no son el conocimiento para el sustento y preservacion de su cultura y sabiduria, sino, que ya ven que hay mucha selva y por ahí no puede pasar una moto o ya sus construcciones son inferiores a lo que ven en tv… Es triste e inevitable. La sabiduria chamanica se está perdiendo y eran los chamanes parte de la armonia entre selva y comunidad, entonces esas comunidades con luz, ahora son incapaces de mantener un cultivo porque la hormiga arriera las invadió, pero a la comunidad que todavía el gobierno no le ha llevado la electricidad, le funciona el cultivo y el sustento porque aún hay una pizca de sabiduria chamanica para mantener a raya la arriera y bueno, ni mencionar como ellos mismos ya empezaron a mirar a aquel muchacho que se niega a ir a la escuela porque prefiere dedicar sus mañanas al conocimiento chamanico… Ni modos…

    Bueno y otro efecto curioso es como ya se sabe del hambre y epidemias que empiezan a azorar a esas comunidades con electricidad, entonces los nobles corazones de la comunidad europea mandan a sus estudiantes de algún postgrado a «ayudar» y hacer labor humanitaria y oh, sorpresa cuando llegas en medio del amazonas a la guesthouse de una holandesa a la que los indigenas le dicen patrona y le llevan sus racimos de platano y ella cambio les da dulces, eso sí, traidos de Holanda… Bueno, mis ojos y oidos no paraban de asombrarse del intercambio y no terminaria de contar historias de lo que ví y lo dañino del contacto.

    Por el otro extremo del amazonas está la Sierra y hasta hace unos 20 años bien sabido era que los viajeros o turistas no podian subir sino hasta cierto punto porque mas allá Los mamos ( nombre que se le da a los hombres de conocimiento en la Sierra) no permitian el acceso para evitar el contacto y no pertubar esas conciencias con tanta bulla y tecnologia del mundo actual… Era un viaje algo místico poder accerder a mas altura y poder accerder a los koguis … Y ¿Qué pasó? Que empezaron los grupos armados a invadir la Sierra porque es una buena tierra de cultivo y se desató un frente del conflicto entre guerrilla y paramilitares y ¿Quién perdió? Pues las comunidades indigenas. Toda la falda de la montaña se la cogió el paramilitarismo, el gobierno complice legalizó la acción de desplazamiento y ahora se abrió el turismo y los paras se llaman ahora campesinos y organizaron todo un sistema que permite el acceso a donde quieras dentro de la Sierra, eso sí pagando y llegas hasta donde los koguis sin ningún problema y la comunidad indigena no recibe ni el 1% de lo que pagas… Ellos ya saben de su extinción inevitable… Hay un documental donde el mamo dice que cada generación de ellos en lugar de avanzar van para atrás, van perdiendo conocimiento y bueno … Ni modos…

    Tan dañino es el contacto que hasta la armonía natural se alteró… Llegó el supuesto progreso y en la parte de la falda del sistema montañoso hicieron e hicieron cobstrucciones para puertos, carreteras, se establecieron pueblos y rompieron muchas corrientes de agua y la crisis por el agua para Septiembre de 2015, cuando fuí, era alarmante… El ciclo se altero en la parte alta llueve, pero abajo no, los Rios se estaban secando, ya habia unos secos… Bueno fue imoactante ver como estaba el parque Tayrona, sin agua y Santa Marta peor… Pero hay segunos invirtiendole al turismo y animando a los viajeros… Ni modos.

    Y bueno un ejemplo mas claro de lo dañino del contacto como causa sútil de la extinción de los pueblos; es la colonización Española a America… Cosmogonias desaparecidas, conocimientos acribillados, grupos desaparecidos y esclavuzadis y en el mejor de los casos los americanos nativis despreciandose a si mismos con una actitud servil y de inferioridad frente alos cnquistadores y bueno, ya sabras tu, si es que ya no lo sabes, de la historia de magia en America convertida en paganismo y hechicería.

    Muy agradable leerte Carmen.

    Pd: Estoy hablando con un Diseñador profesional de la imagen para mi sitio web, me pregunta que quiero, le muestro el diseño que tienes en la cabecera para que me entienda lo que me gusta… Abajo de la cabecera aparecen fotos que no estoy mirando y accidentalmente toco una y me lleva a un enlace y desprecenidamente empiezo a leerte y mira resulté escriendo todo esto tan largo y yo tenía más cosas pendientes…

    Asi de bonito escribes…

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