Continuamos hablando de la comida china haciendo un repaso a algunos de los platos que tuve ocasión de probar durante mi viaje al país. Como se suele decir: no están todos los que son pero son todos los que están, y personalmente creo que ofrecen una buena perspectiva de la oferta culinaria del gigante asiático. Cuando viajéis a China antes o después os encontraréis con alguno de ellos.

El desayuno

Los tres desayunos más típicos de China son la sopa de arroz, la sopa de fideos  y los baozi.

La sopa de arroz puede ser dulce o salada y suele comerse acompañada de You Tiao, un pan frito de apariencia similar a nuestros churros. Yo nunca la probé porque ese tipo de comidas con aspecto de “gachas” nunca me han gustado mucho, pero es tremendamente popular.

Por su parte, la sopa de fideos está hecha, como su nombre indica, con fideos (de arroz, por supuesto), además de verduras, carne, cortezas de cerdo, cacahuetes, chili en polvo… a gusto del consumidor. En los restaurantes suelen tener un expositor con cada elemento bien visible y basta con señalar lo que se quiere y en qué cantidad para asegurarse el éxito. En mi caso, una sopa súper-picante, como la que podéis ver en la segunda foto (Click para ampliar. Nótese el color y los grumos que  flotan sobre el caldo). Y es que debo decir que en China he encontrado los chilis más picantes de Asia (o del «Asia» que yo he conocido), un vicio para una adicta al picante como yo.

Los baozi son una especie de buñuelos de pan, rellenos de carne o verduras y cocidos al vapor. Pueden comerse a lo largo de todo el día como tentempié o acompañamiento, pero es sobre todo por la mañana cuando las tiendecitas están a rebosar de estas cestas redondas, apiladas unas sobre otras, con los baozi listos para ser comidos en el momento. Deliciosos mojados en salsa de soja.

Comida callejera

En China, como en el resto de Asia, hay puestos callejeros por doquier. Hacer una enumeración de todo lo que encontré a lo largo de esos dos meses sería una locura, así que me limitaré a destacar un delicioso pan con huevo (una especie de pancake con un huevo a la plancha en su interior) que a su vez envolvía unos filetes de pollo con lechuga que desayuné en Beijing. El mejor desayuno de mi vida.

Pan con huevo (resultado final con el pollo en Flickr): 4 yuanes

Asimismo, nunca está de más recordar que hay que tener cuidado con lo que se come en la calle, por muy buena pinta que tenga, si no se quiere sufrir una experiencia parecida a la mía con la salchicha de Xi’An.

Puesto callejero de Tofu, en Yangshuo

Patatas en un puesto «hui» de Xi’An, barrio musulmán

Huevos de codorniz

La infame salchicha de Xi’An

Almuerzos y cenas

En cuanto a las comidas principales, la base es el arroz, como acompañamiento a platos variados que siempre se piden para compartir. La oferta, infinita: desde unas water spinach o water morning glory (verdura muy típica del sudeste asiático, creo que no tiene nombre en español), cacahuetes, tofu y otros platitos ligeros, a platazos y ollas de carne o pescado realmente contundentes.

Empanadas rellenas, food court de Xi’An. 12 yuanes las cuatro piezas

Como cada región del país tiene su propia gastronomía típica, pretender hablar de la cocina china en términos generales sería una insensatez, y no seré yo quien cometa tal error. No obstante, si puedo decir sin temor a equivocarme que la carne más consumida es la de cerdo, por delante de la vaca y el pollo. Y de cualquiera de ellos se aprovecha TODO. Así es fácil encontrar en los menús platos con nombres tan explícitos como “intestino grueso con pimientos” y una gran foto que no deja nada a la imaginación.

A continuación os presento un popurrí de platos chinos bien variadito. Si os quedáis con ganas de más, podéis pasar por su álbum de Flickr, donde hay muchos otros que por cuestiones de espacio no he podido meter aquí.

Señalar únicamente que los precios de algunos platos (fácilmente identificables) son algo «caros» para tratarse de China. Lo normal en este país es que los platos partan de los 8 yuanes (algo modesto: por ejemplo, un platito de morning glory con cacahuetes) y los platos principales en restaurantes populares empiecen en los 15 yuanes, llegando como mucho a los 35. La explicación de estos precios algo «elevados» (cójase con pinzas) está en que, en lo que a comida se refiere, en China me permití algunos lujillos de vez en cuando porque no siempre encontré cosas de mi gusto a pie de calle… Pero se puede comer por menos dinero.

Huevo con tomate y pimientos: 25 yuanes (algo caro para lo que es, por tratarse de un restaurante «bueno»)

Ternera con verdura y chili: 26 yuanes

Pescado a la cerveza típico de Yangshuo: 60 yuanes

Pinchos de gambas, en un buen restaurante de Shanghai: 48 yuanes

Cerdo con verduras: 30 yuanes

Arroz en bambú en Ping’an: 12 yuanes

Pato a la pekinesa: 68 yuanes

Dumplings en el «Rey de los dumplings» de Yangshuo: 12 yuanes (15 con carne)

Fideos (instantáneos, me timaron) con verdura: 18 yuanes

Una deliciosa carne de cerdo con irresistible aspecto: 35 yuanes

Una olla de carne con hígado, intestino, grasa… y más cosas que prefiero no recordar: 56 yuanes

Como se puede ver, entre el plato de carne de la penúltima foto y el de la última hay una ligera diferencia. Eso fue lo que me empezó a ocurrir cuando llevaba más o menos un mes de viaje: de vez en cuando me llevaba agradables sorpresas, claro, pero por norma general, a medida que salía de las zonas más turísticas y me metía en el interior del país, me costaba más encontrar comida -fundamentalmente, carne- que no me diese asco… Una «tontería» que, sin darme cuenta y a la larga, llegó a afectarme bastante anímicamente.

El cerdo Kung Pao

He aquí una anécdota que refleja bastante bien mi maldición (o mi obsesión) con la comida de China. La primera noche que dormí en Zhaoxing fui a uno de los dos únicos restaurantes del pueblo a cenar y pedí un plato que por lo general me gusta mucho y con el que no hay mucho margen de «error»: cerdo (o pollo) Kung Pao.

Y se obró el milagro: me sirvieron el cerdo Kung Pao más delicioso de mi vida, cortadito en dados perfectos, con la cantidad justa de cacahuetes, zanahoria, otras verduras, y una carne de primera, sin grasa ni ningún elemento «extraño». Todo esto en un restaurante popular, lo que significaba que encima era barato. No entraba en mi de gozo.

Además tuve la suerte de que esto sucedió precisamente en Zhaoxing, el pueblo más bonito de la China que yo he tenido oportunidad de conocer, donde me quedé varios días. De modo que la noche siguiente regresé al mismo restaurante y pedí el mismo plato… llevándome una ligera decepción porque el cerdo no tenía tan buena pinta ni la carne era tan buena.

Como había ido a cenar muy tarde, decidí no dar importancia al tema y confiar en que si al día siguiente iba un poco antes, me servirían un cerdo tan delicioso como el del primer día. Y regresé un día más, y otro. Regresé todas las noches hasta que abandoné Zhaoxing, y el cerdo cada vez estaba peor cocinado y la carne era más mala, hasta que me sirvieron trozos de grasa y otros que preferí no identificar.

¿Mi explicación? He querido pensar que llegué el día que mataron al cerdo y me tocó la mejor parte, mientras que los siguientes no quedaban más que las sobras… pero, ¿quién sabe? Tratándose de China podría tratarse precisamente de lo contrario: a medida que me convertí en cliente fija, me sirvieron lo que para ellos era lo mejor (y para mi lo peor). Una teoría algo descabellada, pero no imposible… Nunca lo sabré, y mientras tanto, del cerdo Kung Pao del primer día sólo queda mi recuerdo.

«Mi» cerdo Kung Pao: 26 yuanes. Nunca volví a probar uno igual.

Huevos con tomate

Así terminé mis días en China: comiendo huevos con tomate casi a diario. Teniendo en cuenta que cada plato está pensando para ser compartido y lleva unos tres o cuatro huevos de media (pudiendo alcanzar la cifra de seis perfectamente), creo que ya he comido todos los huevos que necesito para el resto de mi vida.

Mi menú de los últimos días en el país: unos sencillos huevos con tomate (16 yuanes), arroz (incluido), mucho chili (gratis) y cerveza (10-15 yuanes, dependiendo del local y la marca)