Nunca he sido una fanática de la fantasía en general ni de El Señor de los Anillos en particular. Vi las películas después de que saliesen en el cine, leí los dos primeros libros un tiempo más tarde y volví a ver la trilogía hace un par de meses, cuando estaba viviendo en Queenstown. Ya sabéis: por eso de intentar reconocer en alguno de sus escenarios el paisaje en el que me despertaba todas las mañanas.

El Señor de los Anillos me gusta (más las películas que los libros, algo pesados para una no-fanática del género como yo), pero en ningún momento se me pasó por la cabeza pagar las desorbitadas cantidades de dinero que cobran por una excursión temática de cuatro horas en los alrededores de Queenstown o los casi 70 dólares que cuesta entrar en el escenario de Hobbiton, en la Isla Norte. Ese dinero, sinceramente, prefiero gastarlo en otra cosa.

Pero Mordor es Mordor, y el Tongariro Alpine Crossing, uno de los mejores trekking que pueden hacerse en un sólo día en Nueva Zelanda. Con sus aproximadamente 19 kilómetros de longitud y 6-8 horas de duración (dependiendo de si se sube a lo alto del volcán Ngauruhoe o no), el trekking de Mordor no es tan duro por las características del terreno o la pendiente (aunque a veces también) como por las condiciones meteorológicas que, si no se tiene buena suerte, pueden convertir el paseo en un todo desafío digno del señor Frodo.

El minibus vino a buscarnos a nuestro hostal de Taupo a las cinco y media de la mañana, cuando todavía no habían puesto ni las calles. Aún así llegamos tarde (desconocemos los motivos, nosotros estábamos esperando desde las cinco), y ese minibus tuvo que acercarnos, junto con otros cinco o seis “tardones” más, hasta el autobús oficial, el que nos llevaría hasta el parking de Mangatepopo.

Llegamos sobre las siete, y casi de inmediato comenzamos a andar. Hacía bastante frío y el sol estaba tan bajo que cualquier intento por hacer alguna fotografía para inmortalizar la belleza del paisaje con las primeras luces de la mañana quedó… eso, en mero intento. Aún así pongo alguna; ya sabéis para mi no ha sido nunca tan importante que las fotografías sean obras de arte como que a través de ellas podáis “acompañarme” en el recorrido.

Luz imposible a primera hora de la mañana

El trekking en cuestión está, según el mapa que el día anterior nos proporcionaron en el i-Site de Taupo, distribuido de la siguiente manera:

Yo puedo dar fe de que pocos de los “ascensos fáciles” indicados eran realmente fáciles, y también al contrario, de que varios de aquellos señalados como “duros” en mi opinión no tenían dificultad alguna. Por no hablar de los tiempos: creo que no cumplimos ninguno. Pero en esencia, aunque cambiando las etapas de orden, el trekking es más o menos así.

Empezó suave; un paseo de efectivamente una hora que nos llevó hasta las Soda Springs, cerca de la falda del volcán Ngauruhoe, al que nuestra vista se desviaba constantemente. Después vino la “Escalera del Diablo”, un ascenso realmente difícil que yo no supe que se llamaba así (en el vídeo erróneamente atribuyo este nombre al camino hasta la cima del volcán) hasta mucho después, pero que en cualquier caso pudo con mis fuerzas, de modo que cuando llegamos a la bifurcación donde los más deportistas (o fanáticos de ESDLA) continúan hacia lo alto del Monte del Destino, yo decidí que no subía. Lo siento: no me hacía tanta ilusión, y sabía que aún teníamos horas de camino por delante.

Además entra en juego un factor del que todavía no he hablado: el viento. Hacía un viento terrible, que de haber soplado con tal intensidad la tarde anterior cuando reservamos el autobús, tal vez en el i-Site nos hubiesen persuadido de dejar el trekking para otro día.

Pero allí estábamos, en medio del Tongariro National Park con dos horas de caminata a nuestras espaldas, cuatro por delante y un cartel lanzando la siguiente advertencia: “¡PARA! ¿Estás realmente preparado para continuar el Tongarino Alpine Crossing?¿Hace buen tiempo? ¿Tienes el equipo y la ropa adecuada?¿Estás en forma? Considera irte por donde has venido” Ehhh… pasopalabra. Paso, pero yo al Monte del Destino no subo, por si acaso. Con las cuatro horas que me quedan de paseo voy servida.

Cuando llegamos a lo alto del Red Crater Ridge me alegré mucho de haber hecho caso a mi instinto: la niebla había aparecido sin avisar y no podíamos ver a dos pasos de nosotros; mucho menos la cima del Monte del Destino. Si el ascenso hasta allí era tan duro como lo pintaban, no querría estar en el pellejo de los valientes que se habían atrevido a subir.

El siguiente tramo, “descenso fácil” hasta las Lagunas Esmeralda, no nos llevó quince minutos como indicaba el mapita, sino bastante más de media hora. Reconozco que yo no pude resistirme a hacer varias paradas porque las vistas eran de otro mundo y quería fotografiarlo todo, pero aún así de fácil nada… especialmente con ese viento que parecía querer volarnos a cada paso.

A partir de ahí el trekking se desarrolló sin grandes inconvenientes: unas dos horas y media subiendo y bajando montañas (¡sin baño! lo dice una que sufrió auténticas penurias hasta llegar al Ketetahi Hut), y un tramo final que puedo decir sin exagerar que fue una verdadera muerte por desgaste bajando una escalera que parecía no tener fin.

El balance final, a pesar de las agujetas del día siguiente, fue más que positivo; tanto, que Tongariro desbancó inmediatamente a Abel Tasman como el mejor trekking que he hecho en Nueva Zelanda. Cada uno tiene sus encantos: Abel Tasman es un paraíso en la tierra, un lugar indicado no tanto para hacer deporte como para ir a pasear, tomar el sol y desconectar de todo varios días; mientras que el Tongariro Alpine Crossing es cosa de un sólo día… pero difícilmente habrá un paisaje en la tierra que se le parezca. Y es que Mordor es mucho Mordor.

A continuación os dejo un vídeo grabado el día de marras que recomiendo ver sólo en caso de que vayáis a hacer este trekking. En caso contrario es algo pesado (¡son seis horas resumidas en algo menos de cinco minutos!), pero si estáis planeando ir a Mordor os puede servir para haceros una idea de lo que os vais a encontrar.