A partir del corredor de Sunauli, los paisajes desde el tren ofrecen un progresivo y delicioso anticipo de la belleza de Assam; una tierra enmoquetada por campos de arroz y té entre áreas de selva cada vez más frondosa. Y menos mal, porque lo cierto es que como puerta de entrada a las Siete Hermanas, Guwahati desluce bastante.
Será que una se ha ido haciendo durante mucho tiempo su propia idea de la que es una de las zonas más desconocidas de India, una imagen demasiado romántica tal vez, con la que es difícil estar a la altura, pero independientemente de ello la capital de Assam es una ciudad con poco encanto. Decir lo contrario sería injusto para los lugares que realmente lo tienen.
Por suerte nuestra estancia coincidió con el festival de Navratri que, con sus altares en honor a la diosa Durga en cada calle, hacía el ambiente un poco más festivo. Además sabíamos que ésta era solo una parada de paso, breve pero necesaria para conseguir los permisos que autorizan a visitar las “hermanas” vecinas. Debido a lo escaso de mi tiempo (poco más de dos semanas) yo solo aspiraba a conocer Nagaland, donde no se requiere permiso, pero Antonio (del blog Historias de nuestro planeta, compañero en estos primeros días de viaje) sí debía lidiar con la cansina burocracia india para conseguir los suyos, de modo que en Guwahati nos instalamos; al menos, cuando nos dejaron.
[Altares a Durga por aquí…]
[… macrofiestas por allá…]
[… y Antonio, a lo suyo]
Y es que Guwahati, además de fea, es una ciudad poco amable con el visitante extranjero. En no menos de 30 guesthouses nos dieron con la puerta en las narices alegando que no tenían habitaciones. “Vaya exitazo”, fue nuestro primer pensamiento, “quién hubiese dicho que esta ciudad acogería tantos turistas”. No tardaríamos en averiguar que el problema era, en realidad, que lo que las guesthouses no admiten son huéspedes de otros países. Casi dos horas nos costó dar con una donde nos aceptaran; regatear, impensable.
El siguiente aspecto que llama la atención de Guwahati es el gran número de “centros comerciales” sembrados a lo largo de su gran calle principal; una avenida que a fuerza de patearla horas y horas al final nos aprenderíamos de memoria. Es realmente llamativo: cada dos bloques un shopping con las mismas tiendas de Adidas, Ray-Ban y Samsung que su vecino. Estos comercios solo se ven superados en número por las farmacias y las wine shops, que aparecen tras cada esquina. Lo de las farmacias en India es normal (aunque no por ello deje de parecerme alucinante), pero no la venta de alcohol de una forma tan abierta. Más adelante nos enteraríamos de que Assam es algo así como “la cantina” de los estados del noreste, donde todo el mundo va para aprovisionarse de cerveza, ron y otros licores que después venden de forma ilegal en sus ciudades.
[Una calle. Escasa oferta de alojamiento. Escasa oferta gastronómica. Una cárcel.]
Guwahati cuenta con dos puntos de interés que todo aquel que se vea retenido en ella más de dos días tarde o temprano visitará. El primero, y no por ello más importante, es la isla del Pavo Real, anclada en el río Brahmaputra y accesible en ferry por 10 rupias el viaje de ida y vuelta. En ella se encuentran un par de templos de Shiva y Hanuman, y como estábamos en días de fiesta, la afluencia de visitantes era bastante notable.
[La metralleta, regalo estrella en la Durga Puja, ¡no permitas que tu niño vaya al templo sin ella!]
Pero pese a su pomposo nombre, lo cierto es que la isla del Pavo Real no tiene mucho. El verdadero tesoro de Guwahati es el templo de Kamakhya, situado sobre la colina de Nilachal, a unos ocho kilómetros del centro de la ciudad. Como buenos peregrinos, nosotros hicimos el ascenso a pie, y cual no sería nuestra sorpresa cuando, al llegar a tan sacro lugar y sentarnos en un restaurante para recuperar fuerzas, fuimos recibidos por una ensordecedora canción proveniente de una especie de puerta con cara de demonio y ojos rojos, que decía “Papito, papito, la luz está en llamas”. Lo juro, y me atrevo a susurrar algo con la boca pequeña (por si acaso): cuanto más las comparo, más me convenzo de que la música de Bollywood y el reggaeton están separados solo por una línea muy fina… Como los indios no entienden la letra, les da exactamente lo mismo.
Así como Guwahati es una ciudad por la que pasar sin pena ni gloria, el Kamakhya Mandir es uno de los templos más pintorescos e interesantes que he visitado en este país. Su importancia como lugar de peregrinación se refleja en las colas para entrar al santuario principal: cuatro horas y media aguardamos nosotros, aunque no cabe duda de que acudir en pleno Navratri influyó en buena medida.
[Últimos metros de la cola interminable. Y hasta aquí se puede grabar.]
Kamakhya es un templo de gran significación en el hinduismo como lugar de culto a la diosa Satí (que según el ángulo desde el que se la mire también puede ser Durga, Kali… en fin, ¡hace falta un máster para entender el panteón hinduista!), cuyo yoni – órgano reproductor femenino- se venera en un recogido santuario donde se le ofrecen sacrificios en forma de cabras y otros animales. Sangre y pintura roja se salpican aquí y allá dotando al complejo de un ambiente un tanto macabro, mientras que entrar en el pabellón donde se degüella a los animales, para segundos después arrancarles la piel de un tirón, es una experiencia no apta para sensibles.
[El templo por la retaguardia, pierde un poco. El matadero es el edificio en primer plano.]
[Alegres cabras retozando, ajenas a su cruel destino.]
Desde las nueve de la mañana, entre las horas dedicadas a aguardar nuestro turno, la visita al santuario (muy emocionante; una lástima que no estuviese permitido hacer fotografías porque lo que ahí dentro vimos es indescriptible) y el tiempo que después permanecimos en los alrededores disfrutando de la fiesta, el día se nos pasó volando y no regresamos a la ciudad hasta el anochecer. Como no voy a poner más que un par de fotografías de ejemplo (en este país viajo de fiesta en fiesta, y terminaría teniendo un blog monotemático), solo subrayar una cosa: no he conocido a NADIE que sepa pasárselo tan bien como los indios, y con tan poco. He estado en raves menos animadas que ese templo.
Después de una jornada tan llena de música y color, Guwahati parecía todavía más inhóspita si cabe, pero afortunadamente los trámites para obtener los permisos deseados progresaban favorablemente y tan solo dos días después pudimos salir de allí, rumbo al norte…
Hola Carmen,
Como siempre tus relatos…nos teletransportan a la India…para aquellos que estamos esperando la ocasión de ir algún día…
Gracias y saludos,
Sigue disfrutando de todo!!!
;)
Muchas gracias, Marta!
Me alegra que te haya gustado. De todas formas, estos primeros días de viaje han sido solo un pequeño calentamiento… lo mejor está por venir!
Espero que tengas pronto la oportunidad de venir a India, seguro que te encantará.
Un abrazo!
A pesar de los inconvenientes no te lo pasaste mal, eso es bueno.
que sigas disfrutando!!!!!
Por supuesto, yo disfruto de todo! ;)
Un abrazo!
Hola Carmen, voy a necesitar muchos detalles… Hace tiempo que me apetece Meghalaya y, ya de paso, el resto de hermanas.
Buen viaje :)
¡Hola Rafa!
Como ya te he dicho por otros canales, en este viaje yo solo he podido disfrutar de un pequeño aperitivo de las Siete Hermanas. Lo que he visto me ha encantado, pero me he quedado con ganas de mucho más… Entre otras cosas, Meghalaya. Espero poder regresar pronto.
Un abrazo!
Interesante post sobre todo porque esa es una zona muy desconocida de la India. Yo he estado en la zona del norte y tengo bastantes ganas de conocer más de India, porque estoy segura de que nada tiene que ver unas zonas con otras. India, tantos países en uno sólo.
India son 28 países en uno… ¡por no decir muchos más! Uno podría invertir toda su vida en viajar aquí, y aún así nunca la conocería por completo. Por eso siempre hay motivos para volver ;)
Pese a la sangre me temo que te lo estás pasando pipa en «tu lugar en el mundo» :D
Un abrazo y buenos vientos!
Me conoces muy bien, Pau ;)
Gracias por tus buenos deseos!
Que loco! Me quedé pensando en un detalle, porque no aceptan extranjeros en las guesthouses??
¡Hola Moni!
Motivos de seguridad, según dicen… Pero cualquier excusa es buena. Dentro de India, esta es una zona poco visitada por los extranjeros. Las guesthouses que quieran aceptarlos tienen que pagar un impuesto especial, y supongo que no a todas les compensa.
¡Un abrazo!
Siempre las fotos de la India son muy coloridas! Que experiencias tan bonitas.
¡Gracias!
Como siempre que te leo me quedo con ganas de volver a India y seguir descubriendo ese maravilloso país. Lo de papito me ha dejado local!!
¡Jajajaja! ¡Puedes imaginarte entonces la cara que se me quedó a mí! ;) Aunque, si te digo la verdad, de este país ya me lo espero todo.
¡Un abrazo fuerte!
Buenas Carmen!
Un amigo indio se casa en Guwahati en el mes de Octubre y allí me plantaré para disfrutar de su boda si todo sale bien : ) Quisiera preguntarte si recomendarías alguna vacuna o cualquier otra precaución a tener en cuenta. Muchas gracias! Me ha gustado leerte. Un saludo
¡Hola Carmen!
Me ha hecho ilusión cuando el amigo con el que preparo el viaje a Bhután me ha dicho «mírate esta info sobre Guwahati» (donde nos veremos obligados a pasar una noche) y he visto que era el tuyo, una súper bloguera de pro.
Menos mal de lo del templo, que dices que es tan pintoresco, porque si no menuda depare de parada obligada.
En fin, un abrazo muy fuerte y gracias por compartir.
Hola Carmen, voy a la india dos meses, de mediados de enero a mediados de marzo, eh leido que ya es posible cruzar de la india a myanmar por tierra, pasando por guwahati, sabes algo de eso?, mi siguiente destino sera Tailandia y estoy viendo si Myanmar.