Seguimos con la comida india. Como he comentado ya muchas veces, en India hay una gran cultura del “comer”: se come en cualquier parte, a cualquier hora del día. La comida callejera, si bien no es todo lo “dietética” o “sana” que podría desearse (sólo Dios sabe cuántas veces se reutiliza ese aceite), tiene un precio que la hace accesible a la mayor parte de la población. Por muy poco dinero, quitas el hambre: un plato de noodles, una masala dosaï, arroz frito con vegetales… cualquiera de estos platos, en uno de los incontables puestos que hay en la calle, jamás superará las 15 o 20 rupias. Y si aún así quieres gastar menos, o sólo te apetece un aperitivo, por cinco o, como mucho, diez rupias puedes quedar igualmente saciado.

«Así freía, así así…»

Salgas a pasear por una gran ciudad o por el pueblecito más pequeño del país, antes o después te encontrarás con alguno de estos puestos:

Samosas

La comida callejera por excelencia. Algo así como una empanadilla, gordita y triangular, hecha a base de una masa de harina, y rellena de verdura, patata o incluso carne, las menos de las veces. ¡Cuidado! También llevan chili y muchas especias, de modo que más vale tener una botella de agua cerca. Una vez te acostumbras están buenísimas, y por cinco rupias compras una pieza (los indios suelen comerlas de dos en dos) que te llena para un buen rato.

Crujientes y picantes samosas.

Pakoras

Verduras fritas, a modo de buñuelo, en harina de garbanzo. Las más populares son las de espinacas, cebolla, berenjena, coliflor… aunque también es posible encontrarlas de carne (pollo). Se toman mucho como snack, o como entrante en las comidas. Un buen cono de papel de periódico lleno de ellas cuesta cinco rupias en la calle.

En la bandeja redonda y en la rectangular en un segundo plano, pakoras de diversos tipos de verdura.

Kachori

Masa de harina de forma redondeada y aplastada, rellena de moong dal (soja verde), lentejas, garbanzos… Todo muy especiado y frito después. Al igual que las samosas, suelen servirse de dos en dos, sobre una hoja a modo de cuenco, bañados en diferentes salsas. También existe su versión dulce, relleno de ingredientes como coco y azúcar.

En primer plano, los kachori; de fondo, más pakoras…

Aloo tikki

Patata cocida y después frita que puede comerse sola, desmenuzada y bañada en diferentes salsas (algunas picantes, y otras dulces, para suavizar su sabor), servida en una hoja de banano. Tampoco es raro encontrarlos en su forma original (es decir, sin desmenuzar) en las hamburguesas, como sustitutivo de la carne. Es muy popular, y se ve por todas partes. ¿Recordáis que comenté que era el plato estrella de Pushkar? Hasta sándwiches y “tacos” mexicanos hacen con ello…

Friendo la patata antes de desmenuzarla.

Tacos, hamburguesas y sandwiches de patata, en Pushkar.

Fritangas en general

Son tantas que me resultaría imposible nombrarlas todas. Por ejemplo, en la tercera fotografía de esta entrada (la de las pakoras), podéis observar en primer plano unas cosas triangulares. ¿Qué son? Pues ni más ni menos que lo que parece: pan de molde. Pan de molde frito en la misma harina que las pakoras, con burradas de aceite, y a veces relleno de lenjetas u otros vegetales. Respecto a gustos…

Patatas fritas artesanas con chili muy picante. Creo que entré en coma tras el primer bocado, así que no puedo decir qué tal estaban.

Además de las fritangas, la cantidad de carritos con frutos secos, galletitas caseras, fruta… es inabarcable. Otro de los aperitivos estrella, del que no recuerdo el nombre, es una especie de “ensalada” hecha a base de todo lo que el hombre haya podido cargar en su carro, pero sobre todo garbanzos, perejil, tomate, pimiento, cebolla, cacahuetes… todo muy picadito y aderezado con chili, pimienta y un chorrito de limón. Pese a su ligera apariencia, llena muchísimo.

Mini «Campurrianas» a la India.

Cacahuetes tostados.

Dulces (Mithai)

A los indios les encantan los dulces. Para comprobarlo no hay más que salir a pasear un rato por cualquier calle, y en menos de cinco minutos tropiezas con dos o tres pastelerías llenas de estos pequeños manjares envueltos en papel de aluminio (que, aunque vuestro primer instinto sea retirarlo, debéis saber que es comestible).

La tentación.

Los dulces indios son muuuy dulces. Tremendamente empalagosos, o deliciosos, según se vea. La base de todos ellos es el azúcar, la harina y la leche, a lo que se le añade coco, miel, dulce de leche, pistacho, almendra… según lo que toque. Es tanta la variedad que simplemente os voy a dejar con la foto, y cada uno que se imagine lo que quiera…

Algunas variedades de dulces indios.

Tienen buena pinta, ¿verdad? Su sabor está a la altura de su apariencia. Como curiosidad, el único que no me gusta nada, es también uno de los más populares: el Jalebi, una masa sumergida en sirope que se echa en una caldera llena de aceite donde se va friendo formando las formas más caprichosas… Es decir: azúcar puro y duro, y encima frito. Sólo lo probé una vez, y además de no gustarme, me produjo un dolor de estómago terrible… pero esto sólo es una opinión personal.

Paan

Para terminar la comida, nada mejor que un buen paan (o eso opinan los indios): nuez de betel, pulpa de lima, especias y muchos condimentos, todo ello envuelto en una hoja, también comestible, de betel. Hay dos variedades: la dulce y la salada, que también lleva tabaco.

“Modo de empleo»: se hace un «paquetito» con ello, y se mete entero en la boca. Se mastica despacio, dejando que el jugo pase por la garganta; al terminar, se escupe el resto (de ahí las manchas rojas que se encuentran en cada esquina… ¡no han sido pocos quienes, en un primer momento, han creído que es sangre!).

En teoría se toma como digestivo y refrescante bucal, pero la nuez de betel tiene también propiedades narcóticas-estimulantes, y los buenos aficionados lo saborean como el mejor cigarrillo. Es raro dar con un indio a quien no le guste, por eso todos tienen la dentadura roja-negruzca, ya que el consumo de betel, a la larga, pudre la raíz del diente.

Bebidas: el chai

El chai es la bebida nacional: té con leche, muy dulce y casi siempre, con muchas especias (masala chai), que le dan un sabor muy intenso. Simplemente delicioso.

Los vendedores de chai son incontables, y no es raro encontrarse con cinco en una misma esquina (los indios no tienen sentido de la competencia), alrededor de los cuales se acumulan montañas de casquetes de los pequeños recipientes de barro empleados como vaso que, vaya usted a saber por qué, son de un único uso (con lo monos que son, je).

Puesto de chai, modelo «armario empotrado».

Un hornillo, una tetera… y ya tienes negocio.

Una cazuela también sirve.

Recipiente de barro para el chai, de un único uso.

Bebidas: el lassi

Del lassi hemos hablado ya muchas veces: bebida a base de yogur batido, solo (plain lassi), con azúcar (sweet lassi) o sal (salt lassi). Dentro de la variedad dulce, en cualquier restaurante podremos encontrar banana lassi, orange lassi, mango lassi e incluso chocolate lassi… las opciones son infinitas.

Plain lassi callejero (también en recipiente de un único uso), el mejor que he probado.

Plain lassi «pijillo» en una guesthouse de Jodhpur.

Bebidas: zumos de fruta

Y para terminar, los zumos: de naranja, piña, mango, caña de azucar… Hechos a base de fruta fresca, refrescantes y buenísimos. Para el de sandía, que no había probado hasta ahora, simplemente no tengo palabras. Una única advertencia: si se bebe en la calle, ¡cuidado con el agua o el hielo!

Puesto de zumos en Sudder Street, Kolkata.

¡A la rica caña de azúcar! (Lumbini, Nepal)