Llevábamos sólo una hora y media de trayecto, y yo me hacía pis. Algo comprensible por otra parte, si tenemos en cuenta que eran las dos del mediodía y mi última visita al servicio había sido a las ocho de mañana, antes de abandonar el hostal.
El caso es que me hacía pis, y empezaba a entrar en esa fase en la que ya no puedes aguantar más. Demasiados botellines de Iced Coffee, marca Nescafé, haciendo tiempo en la estación.
Afortunadamente el tiempo total del viaje estaba estimado en cuatro horas, lo que significaba que el autobús pronto haría su parada de rigor en algún restaurante de carretera donde podría desahogarme.
Así fue. No habían pasado más de diez minutos desde que mi cerebro comenzase a repetir “Necesito un baño” como un mantra, cuando el autobús se detuvo. Pero no en una tienda o restaurante, sino en un pequeño mercado cubierto, en cuyas paredes de azulejo blanco dos enormes flechas rojas indicaban la entrada a los servicios de hombres y mujeres.
Y hacia allí me dirigí; siguiendo a las féminas que me precedían, claro, porque yo chino no leo. Y menos con esa prisa.
Del olor ni me percaté, pues hace ya tiempo que cuando estoy a menos de cinco metros de un baño, bloqueo la nariz y comienzo a respirar por la boca de forma automática. “Instinto de supervivencia”, que lo llaman. O “mecanismo de defensa ante la arcada”.
Entré en el habitáculo, giré la cabeza, y ahí estaba. Lo que tantas veces había leído o escuchado a otros viajeros, pero comenzaba a pensar que era una leyenda urbana: los baños super-públicos. Una hilera de trece placas turcas tan sólo separadas entre ellas por un murito de no más de 50 centímetros de alto, como única garantía de privacidad.
Lo miré. Dudé. Y encima estaba “en esos días del mes”. Mientras tanto, las mujeres que viajaban conmigo ya habían tomado posiciones, y con alegría y despreocupación manifiestas hacían sus necesidades de cuclillas al tiempo que charlaban animadamente.
El autobús dio un bocinazo: primer aviso. Ahora o nunca. Corrí hasta el fondo del pasillo y elegí la placa más pegada a la pared, para no dar a nadie la oportunidad de pasar por delante de mi. Por suerte tenía pañuelos de papel, y hasta había papelera donde echarlos.
Y mientras estaba ahí, agachada, y con los ojos fijos en la mugre del suelo para que mi mirada no tropezase con la de mis vecinas, pensé que en realidad no era para tanto. Que los hombres lo hacen todos los días. Y que, al fin y al cabo, todas hemos hecho pis alguna vez en el campo, detrás de un matorral, salvaguardadas por una amiga. Pero no deja de ser una sensación extraña. Pudores adquiridos para según qué situación.
Terminada mi tarea, y sin ocuparme de mis “problemas femeninos”, me subí los pantalones y salí corriendo del inmundo lugar. Y menos mal que no tenía necesidades mayores.
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[Este relato rompe ligeramente el orden cronológico del blog. El suceso descrito no tuvo lugar en Xi’an ni en Shanghai (la ciudad a la que me he dirigido después), sino ayer mismo, en un lugar cualquiera del sur de China. El texto fue escrito in situ, en el mismo autobús, para mi propio diario. Finalmente decidí compartirlo aquí.]
El pudor se deja en casa cuando se va de viaje… pero ya les vale a los chinos, unos centímetros más de muro no hubieran estado mal :s
Justo hoy he vuelto a encontrarme con un baño así (varias semanas sin verlos, y ahora llegan todos de golpe!): en esta ocasión tenían un buen muro entre «meadero» y «meadero». Palabra fea, pero no puedo decir «placa» porque no la había: las necesidades se hacían en un «canalillo» común, de modo que una, mientras haces sus cosas, ve el pis de las demás deslizándose entre sus piernas…. curioso. Definitivamente, las necesidades mayores es mejor dejarlas para casa…
Un abrazo!
¿Cuantas historias de baños se esconden en los diarios de viaje?
Yo recuerdo una vez que en Senegal, estando en «esos días del viaje» (los que te entra diarrea y te lo pasas en grande), tuve que sacar con una rama una serpiente más grande que yo del orificio que hacía las veces de baño. No tendría bosque suficiente el animalito y tendría que haberse parado ahí…
Jeje, y por fin desvelamos ayer tu historia de la salchicha! A disfrutar de los pueblecitos del Sur.
¡Que te vaya bonito!
Jajajaja, me he partido imaginándome la situación! Aunque si me hubiese ocurrido a mi no me hubiese hecho tanta gracia… ¿una serpiente cómo de grande? ¿y la sacaste con una rama, de verdad? Hay que tener… Eso puede dar para una buena historia :D Un abrazo!!
Pues en aquel momento, con fuegos artificiales en el estómago, no estaba para sacarme la regla y medir al animal, pero más de un metro con seguridad. Le puse una rama cerca, se enrolló en ella, yo llevé la rama a unos metros. El resto de la historia que cada cual se la imagine, jeje.
Un abrazo Carmen!
Jajajajaja, fuegos artificiales, me parto contigo! :D
Jajaja que buena la entrada…
La verdad es que yo también soy bastante pudorosa pero te digo q en estas circunstancias te concentras haces lo que tienes que hacer y a volar! Mientras leía el post pensaba… madre mía menos mal que no tenía que hacer nada más!! :D
También tengo algunas historias de baños y situaciones bastante cómicas, pero como os digo mi vergüenza me impide contarlo en público jajaja..
Besos y a disfrutar!
Yo nunca me he considerado «demasiado» pudorosa, pero he de admitir que me pilló por sorpresa, en unas circunstancia poco cómodas, y de primeras no me hizo demasiada gracia… Como dice Antonio, las anécdotas en los baños darías para escribir un buen libro jejeje
Un abrazo Anna!
En China yo tambien me encontré el «canalillo» común por donde se deslizaba todo….. y a la fuerza se te tiene que quitar la verguenza pq si no…… aunque en el recuerdo de labavos más asquerosos tiene el record Etiopia, donde abeas la puerta y te salen centenares (sin exagerar) de moscazas y tu hay que no hay más remedio que entrar….. cada vez que teniamos que ir teniamos un trauma, glubs!!
Uy, lo de las moscazas es un clásico :S (¡aunque no sé cómo serán las de Etiopía!). Yo cuando me encuentro en una de esas lo paso fatal, ya no por el pudor, sino por el repelús a tener decenas de moscas pululando ahí, alrededor de mi trasero… jajaja
Ante una necesidad apremiante como esa haces lo que sea pero yo personalmente detesto las placas turcas, no sé cómo me las apaño pero siempre me acabo manchando la ropa!! Pero es que es muy difícil que los pantalones no te arrastren por el suelo cuando te agachas…
Anda, ¡pues a mi me encantan las placas turcas! La verdad es que no recuerdo haberme manchado nunca…. supongo que es cuestión de práctica! ;)
Jejeje me suena algo de cuando estuve en India ;)
Ay… ¡qué tendrán los baños indios, que todo el mundo se acuerda de ellos! :D
Esos «meaderos» también los encontré en Turquía… La verdad es que al principio intentas aguantar… Pero cuando la necesidad apremia, pues te olvidas de pudores… Qué remedio!
Saludos
Qué remedio, sí… Aunque se de uno que es capaz de aguantar hasta que encuentra un hotel de cinco estrellas para usar su servicio! :P
Leyendo esta entrada me has trasportado a India, especialmente en Delhi con esos baños al aire libre donde la gente hace sus cosas delante de una pared o en mitad de la nada camino de Katmandú cuando se paró el autobús y el único servicio era un cuartillo en el que entrabas y simplemente había una pared sin ni siquiera un milímetro de pared para dividir, pero en esos momentos que llevas un rato aguantándote pues se mea para ser claros y si miran pues nada así sacian su curiosidad, yo prefiero mirar al frente y hacer como que estoy solo xDDD
Un Abrazo!
Lo tuyo no vale, José Carlos…. ¡los chicos jugáis con ventaja! :P
Tremendo!! Ja,ja ¿ Donde posaste la maquina de fotos ? ¿En los dientes? No se me ocurre otro sitio
La foto es de otro baño!!! El que describo estaba MUCHO más sucio… y obviamente en esos momentos, con las prisas que os cuento, no estaban las cosas para sacar la cámara…
Aviso: La conexión en este terrible (y carísimo) hostal de Xiamen en el que ahora me encuentro va peor que mal y no puedo acceder a WordPress con facilidad. Tarda dos horas en mostrarme cada entrada, y tres en enviarme un comentario…. Por lo visto había enviado quintuplicados varios de ellos. He intentado borrarlos, pero ahora no puedo ver si por error he eliminado también alguno vuestro. Si es así pido disculpas! El próximo día, si encuentro un lugar mejor para conectarme, revisaré la papelera :(
No creas que los hombres lo tenemos siempre fácil. Imagina los baños que describes, sin puertas…pero además con otra hilera de baños delante. Resulta que estás frente a frente, separado por ¿tres metros? de un tipo que está agachado a lo suyo mientras tú estás agachado, a lo tuyo…
El lugar fue una estación de autobús de Beijing.
El momento, antes de empezar el viaje de tarde-noche hacia la frontera con Mongolia.
¿La circunstancia? Naturalmente cuando tenía diarrea… :S
Efectivamente, esa situación que describes no es la más «apetecible»… ahí hombres y mujeres estamos igualados :P
Yo me refería al simple hecho de hacer pis (algo que se hace muchas más veces al día, y para lo que suele ser más difícil aguantarse…): los hombres lo tenéis fácil, mientras que las mujeres tenemos que desabrocharnos todo y quedamos expuestas :S
Qué bueno!!!
Ya me extrañaba a mi que no contaras nada de los baños chinos, que són taaaaan públicos! xD Son una auténtica experiencia…
Cagar cara a cara con otra persona a cuclillas y con gente al lado no tiene precio… xD
Miles de anécdotas divertidas (depende del momento no tanto) te ofrecerán los baños chinos…
Un abrazo, Ku!
¿»Miles de anécdotas divertidas»? ¡anda qué…! ;)
Un abrazo!!
Me has recordado una anécdota tonta en el baño de la estacion de trenes de Chiang Mai, estaba yo con ganas de plantar un pino, fui al baño y había q pagar no recuerdo cuantos bath, total que pagué y ni había papel ni chorrito tailandés ni na y como entré salí xD
Esta foto es del baño en el hostal donde nos alojamos en la isla Gili Trawangan, Indonesia: http://maniacospro.files.wordpress.com/2011/09/p1020115.jpg
Aquí una especie de resumen de nuestro último viaje:
http://maniacospro.wordpress.com/
Te leo de hace un tiempecillo pero creo que este es la 2ª vez que escribo. Intentaré dejar más feedback. Que conste que no dejo de copiar y pegar el enlace de tu blog recomendándolo a amigos y conocidos ;) Mucho ánimo y saludos desde Córdoba (en unas horas desde Madrid).
Tony.
Vaya, no se puede ser más fino eh! jajaja «plantar un pino»… Yo pensaba que mi entrada rozaba lo escatológico, pero afortunadamente con vuestros comentarios ya no se nota! :D
Sobre el baño de tu foto… sin comentarios. ¡Por eso prefiero yo las placas turcas!
Me alegro mucho de que te guste el blog! :D
Un abrazo!
Como diría algún conocido (y nunca he sabido el por qué): Me desorino! Me ha encantado, muy buena forma de describirlo! jejeje Supongo que la situación no era la idónea, pero echo de menos en el artículo alguna foto. Una hilera de chinas orinando, por ejemplo hubiese sido una buena forma de ilustrar la entrada. Saludos y felices viajes
En esa ocasión no me dio tiempo pero posteriormente sí hice fotos a algunos baños públicos… no sé si llegué a meterlas en alguna entrada. Aquí prefiero no ponerla… le da más misterio al asunto :)
tampoco hay que irse a la otra punta del mundo … hace unos años estaba pasando unos días en el sur de España y debí comer algo en la feria de Chiclana que al siguiente día no me sostenía depie , el caso que decidí regresar en coche hasta donde vivo Madrid y me tire cada pocos km. sacando en pompa mi trasero en la misma cuneta .