Llegué a Kashmir en avión; una decisión que suele ir en contra de mi filosofía de viaje, pero en este caso no tenía otra opción.
Se dice que están los que viajan con dinero pero sin tiempo y, por otra parte, los que viajan con tiempo pero sin dinero. Por primera vez, yo no tenía tiempo (o así lo sentía) y, aunque tampoco me sobra el dinero, consideré una inversión necesaria tomar ese vuelo de Delhi a Srinagar para ahorrarme dos o tres días de viaje y aprovechar más las semanas que me quedaban en India.
En el vuelo, de apenas hora y media, quedé profundamente dormida, pero supe que estábamos llegando cuando me despertaron los gritos de los niños al ver las montañas nevadas. Todos los pasajeros, excepto yo, eran familias indias de clase media-alta que viajaban a Kashmir por vacaciones, escapando del calor asfixiante que asola la zona centro del país durante los meses estivales.
Cuando la azafata anunció que la temperatura exterior en Srinagar era de 28 grados, un suspiro general se escuchó en la cabina. Minutos después, en la sala de recogida de equipajes, un gran cartel nos daba la bienvenida al “Paraíso en la tierra”. Yo entonces no sabía hasta qué punto era cierto.
Había leído acerca de Kashmir y su belleza, pero en mi cabeza pesaba más su otra cara, la de las guerras, la de territorio en conflicto, la de los disturbios y los toques de queda. Para ser sincera, el propósito de profundizar un poco más en ese asunto era en su mayor parte lo que me llevaba ahí.
Así que antes de que os hagáis falsas ilusiones sobre el contenido de este post y los siguientes, vamos a desterrar rápidamente esta idea: en Kashmir encontré paz, y me atrapó de tal manera que ya no quise salir de ella.
Sí, los carteles estaban ahí (“Disfruta de tu estancia en el valle. Estás seguro en nuestras manos”, sobre una foto del ejército indio; algo poco tranquilizador), y también algunos soldados vigilando las esquinas. Pero nada destacable. No sé qué esperaba realmente, pero podría decir que me llevé una ligera decepción, e incluso empecé a plantearme la posibilidad de salir antes de Srinagar para adentrarme un poco más en los territorios del noroeste, a ver si en algún pueblo remoto y poco turístico podía encontrar algo interesante. Todo esto sin haber visto aún la ciudad: así de rápido funciona mi cabeza. Después de dos semanas dedicada únicamente a trabajar bajo el sol ardiente, necesitaba algo de acción.
La primera imagen del lago Dal, sus sikharas de colores y remos en forma de corazón me pareció bonita, pero extremadamente turística; más aún con todos esos indios jugando a los disfraces en las barcas. “Ya hemos llegado al parque de atracciones”, pensé, “espero un día y me voy”. Los barqueros empezaron a llamarme insistentemente ofreciéndome sus houseboat, y yo no quería ir con ninguno hasta que ver la casa en cuestión. Pero claro: para ver la casa hay que cruzar el lago.
Al final, tras recorrer el Boulevard varias veces en ambos sentidos, elegí al que mejor impresión me había dado: Bashir, un hombre muy delgado de unos 40 o 45 años que se había dirigido a mí con la mayor educación. Subí en la sikhara y me dejé llevar hasta su casa-barco, “New Calcutta”. Cuando llegué, tuve la certeza de que mis planes iban a cambiar.
En la parte posterior a las casas-barco que quedan de cara al Boulevard, se esconde una verdadera ciudad flotante, con sus casas y sus tiendas, sus terrazas y jardines, y sus habitantes yendo de un lado a otro en sikhara, para hacer la compra o visitar a unos amigos. Si las casas están cerca, los vecinos hablan de una a otra, e incluso toman el té, “juntos pero separados”. Y como banda sonora, el sonido de las ranas, del viento, del agua al ser golpeada por los remos, de los niños riendo.
Fue como llegar a un lugar que has estado buscando toda tu vida sin saberlo. Y cuando ya en mi habitación me senté en el suelo con los pies colgando al lago y esa imagen de ensueño ante mis ojos, me sentí en el centro del universo. La persona más feliz del planeta.
Vistas desde mi habitación.
Viendo a los vecinos pasar.
Durante esos días en Srinagar viví con la familia de Bashir, formada por su mujer, su hijo adolescente, y otras diez personas más, incluyendo abuelos y primos, que viven en el barco de al lado: Arc Royal. Pasé más tiempo en ese barco que en el Calcutta, hablando con la mujer del hermano de la mujer de Bashir (¿se ha entendido?) y jugando con sus dos hijos, de 13 años el niño y 11 años la niña: una criatura maravillosa, siempre con una sonrisa enorme (y desdentada) en la cara, abrazando a su madre y dándole cientos de besos mientras ella me contaba que se había casado a los 17 años y que se sentía vieja, que se le caía el pelo, y preguntándome qué champú uso yo para mantener así el mío.
Yo no daba crédito: es una mujer realmente preciosa (y su melena también). ¡Y joven! A sus 31 años justos, cuando la vi por primera vez junto a su hija pensé que eran hermanas. Se lo dije y sonrió, pero con un rictus de tristeza. Dice que su vida es aburrida, que trabaja mucho, que siempre está cansada. Que su marido pasa mucho tiempo fuera y cuando viene no da palo al agua. Que sueña con escapar. Que tiene una amiga en Europa (no supo decirme el país, ¿Alemania, tal vez?) y quiere ir a verla. “No mucho tiempo, solo de vacaciones. Pero sin mi marido y sin los niños”. Al mismo tiempo, su hija se introducía en la conversación para decirme que dormían -en el suelo- los cuatro juntos en una misma habitación: “Together is better”, y estampaba otro beso enorme a su madre en la cara.
Haciendo los deberes de inglés.
La mujer de Bashir (NO la cuñada) me prepara la cena.
En el extremo contrario al de su cuñada se sitúa Latif, el otro hermano de la mujer de Bashir, a quien todos llaman Lucky (“Afortunado”). Un hombre que sin haber ido a la escuela se ha hecho a sí mismo, trabajando en cualquier cosa hasta conseguir emigrar a Inglaterra, donde tras vivir diez años consiguió la ciudadanía e incluso se sacó el carné de conducir (sin saber leer ni escribir). Ahora vive por periodos en Srinagar, otros los pasa en India ejerciendo de guía, y viaja mucho. Todos parecen estar enamorados de él, y la combinación tío-sobrina (la niña de quien he hablado antes) es simplemente explosiva. Una explosión de amor.
Debo admitir que se trata de un hombre de gran magnetismo, además de una de esas personas que, tan solo manteniendo una pequeña charla, son capaces de poner en orden tus pensamientos. Él, y toda su familia, fueron los culpables de que no me fuese de Srinagar al día siguiente, ni tampoco el siguiente, abandonando definitivamente la idea de viajar a Ladakh.
En el Valle de Kashmir encontré paz. No sabía que la buscaba, pero cuando la primera noche, tras haber pasado seis horas (desde las siete hasta casi la una de la mañana, mientras veíamos a los pescadores faenar y otros vecinos pasaban a saludarnos) hablando con Lucky en la terraza del Arc Royal, me acosté para dormirme escuchando el sonido de ese viento y de esas ranas, supe que estaba exactamente donde quería estar. Y que irme antes sería, sin duda alguna, un tremendo error.
Hi Carmen,
Being an Indian & traveling across the country,still never some how made it to Kashmir. Moreover when you are in the same country & you daily read about the riots you feel a sense of insecurity & something stops you from traveling to that part.
But after reading this post , rest assured I will travel to Kashmir very very soon.
Have always heard from my grand-parents & parents that if you are looking for ‘Heaven on Earth, then it is Kashmir’.
Now all boosted up & inspired once again!
Maybe I can take help of a certain «Panipuri travels» :)
Cheers,
Dev
Yes, you must go! It’s an incredible place, so peaceful and relaxing :D
Me encanta el pueblo. Un lugar a tener en cuenta.
Una pregunta, ¿Esas casa-barcos era el único hospedaje? Me refiero si lo conocías de antes y querías ir ahí o te lo encontraste.
Interesante la paz que se debe respirar ahí.
Sabía que había casas-barco para alojarse. De hecho, todas las familias que viven ahí se dedican, en parte, a eso.
También tienes la opción de alojarte en un hotel cualquiera en tierra firme, ¡pero no tiene tanta gracia!
Como lo cuentas, dan ganas de marcharse ya para allá!!! La mujer parece mayor de la edad que tiene… pero claro, el casarse tan joven habrá influido…
Saludos
Ay, no! La mujer de la foto es la esposa de Bshir. NO la chica joven y guapa de la que hablo (que es la cuñada de éste).
Ya sabía yo que el árbol genealógico era complicado….
Vaya lío que me he hecho!! jajaja
La culpa es mía por poner la foto justo después. Ya he metido una nota aclaratoria :P
Espectacular este post Carmen! Me he trasladado allí, y casi he sentido esa misma paz que tú sentiste. Enhorabuena por el artículo y por haber ido a parar a ese fantastico rincón del mundo. Estar exactamente donde uno quiere estar, no sucede todos los días.
Un abrazo
¡Gracias, Carol!
Como te he dicho por Twitter, el problema llega cuando quieres estar ahí y… ya no estás :)
Un abrazo!
Enhorabuena, Carmen!
Me han entrado ganas de salir ahora mismo volando hacia India y buscar a Bshir y a su familia. Qué lugar tan especial. Me ha encantado tu experiencia! Muchas gracias por compartirla :)
Un abrazo!
¡Hola Cristina!
Si viajas a Kashmir y quieres alojarte con ellos, te paso sus datos. Son una familia estupenda :D
Un abrazo!
hola, me puedes pasar los datos de la familia, cuantos días recomiendas estar en esta zona? gracias!!
Enhorabuena. Me ha encantado leerte, y te felicito no sólo por haber tenido la increible suerte de encontrar ese sitio, sino por lograr describirlo de tal manera que nos permite vivirlo junto a ti.
¡Muchísimas gracias, Eva!
Me alegra haber sido capaz de transmitir al menos una mínima parte de lo que viví ahí. En este tipo de ocasiones las palabras se quedan demasiado cortas, pero es genial que el post haya conseguido llegaros :)
Menudo cariño le has puesto al post Carmen… dónde es eso que te apuntas y viajas contigo por India?
Arriba, sexta pestaña desde la izquierda. ¡Es broma! :P
¡Muchas gracias, Pau! :)
Ku, que sitio tan bonito, transmite tranquilidad y felicidad. No me extraña que pensaras que estas en el paraíso. Un beso
Ya lo he dicho… el próximo viaje, aquí :)
Coincido con el comentario de Devjani. Nunca me había planteado visitar Srinagar porque me daba miedo, pero después de ver tus comentarios y las fotos, lo estoy incluyendo en la ruta de mi próximo viaje a India! ¡¡Graciaaaaas!!
¡Imprescindible, Belén! No te arrepentirás, te lo aseguro :D
Puffffff Carmen! ¡Que chulo! Aprovecha esas sensaciones y que te duren muuuuuuuuuchísimo.
Besines
Las llevo siempre en el corazón :)
vivir como un local, con locales es una de las experiencias mas enrequecedoras (uy se dice asì? o enriquecedoras ay ay ese itanolo!) que hay . Nosotros vamos a viajar a India, por primera vez, a finales de noviembre… le tenemos unas ganas!! Muchas gracias por todos los post que has escrito sobre este pais, se nota que te ha enamorado, y lo sabes transmitir muy bien!
un bacio!
¡Muchísimas gracias a vosotros! Sí, India me tiene enamorada, y me llena de alegría saber que de alguna manera logro transmitirlo.
¡Gracias de nuevo y mucha suerte en vuestro viaje! :D
Hola, estuve allí en el 96, el viaje que te perdiste en autobús es de los que dejan huella.
En cierta manera me alegra ver que aquello sigue igual. En pleno invierno también es un lugar increíble.
Gracias por hacermelo recordar, remaba y remaba con mi winterwife entre las piernas y luego me quedaba flotando enfrente de Hasrabal Mosk, mientras fumaba tumbado mirando al cielo,procurando que no se viera el humo (era ramadan)…
Refloté una shikara pequeña, pintadita con mi nombre y todo, no sé si se habrá vuelto a hundir…
También había presión, inseguridad, zonas muy delicadas, y se oían bombazos y disparos, aquello estaba calentito.
Descender durante unos días remando por el río Jhelum yo aquí no lo puedo explicar en dos líneas, pero ahí ya dejas de ver lo que es lo más apacible del Dal Lake para adentrate en regiones salvajes donde se vive aferrado al río.
Suerte…
Siento mucho si he dejado en mi comentario palabras que siempre se asocian con Cachemira, es difícil callar cuando se habla en primera persona. Espero que en eso haya mejorado, me fui alejando de todo aquello con el tiempo y no sé nada de ahora.
Ahí uno de los valores de lo que cuentas.
Cuando preguntaba a los kasmiris el porque, me contestaban que todo el mundo quería el paraíso.
Yo no tengo el más mínimo interés en que la gente vaya a visitarlo excepto el de poder hablar de allí con alguien pero prometo que nunca jamás de los jamases he vuelto a estar en un lugar parecido.
¡Hola Nelo!
No tienes que disculparte por nada. Mientras no se falte el respeto a nadie, en este blog todos pueden dejar su opinión sea cual sea.
Además, me ha encontrado conocer tu experiencia. Seguro que en el 96 la situación en Kashmir era muy diferente a la actual, y esperemos que dentro de diez años podamos decir que ha cambiado todavía más; a mejor, por supuesto. ¡Y que la gente viaje a conocerla, sí! Los paraísos como aquel merecen ser compartidos :)
¡Un saludo!
Hola! Me ha encantado tu post :) Este verano voy a Srinagar y despues de leer todo lo que has puesto y lo bien que estuviste con la familia de Bashir te quería preguntar a ver si me podrías decir la manera como puedo contactar con ellos.
Muchas gracias!
Hola Carmen. Me podrías pasar el contacto de Bashir.?? Voy en agosto, y tengo pensado ir a Srinagar y alojarme en las hauseboat. Un saludo!