Finalistas Premios Bitácoras 2010. Foto: Xabier Martínez

Mientras termino de seleccionar las fotografías para la entrada sobre Beijing, trasteo un poco por Facebook y me encuentro (¡recórcholis!) con que ayer se dio el pistoletazo de salida a una nueva edición de los Premios Bitácoras.

El “recórcholis” (qué fina soy :P) viene a que realmente me he quedado de piedra al descubrir que YA ha pasado un año desde la edición anterior, aquella de la que me enteré estando en Bolivia, a tres días como quien dice de volver a casa tras mi viaje por el mundo.

El momento fue algo así:

– Carmen, ¡eres “la once de los Bitácoras”!

– ¡Hostis, la once! ¡Qué fuerte! ¡Cómo molaría estar entre los diez primeros! Ufff… ¡la “once”! Un momento… ¿¿la “once” de qué??

Sí… Igual está mal que lo diga tan abiertamente, pero de aquellas yo sólo era una chica que había salido de su casa con muchas ilusiones, y poco sabía de lo que se movía en la blogosfera hispana.

Con legítima curiosidad, me informé un poco y descubrí que los Premios Bitácoras eran algo “grande”. Y con las mismas, escribí un email a mis padres (pobrecitos, ¡lo que les costó votar!) y a mis tres amigos más íntimos para pedirles un minuto de su tiempo para darle al botón.

Todavía no me explico muy bien cómo, ese año resulté ganadora.Y tuve la suerte de que la ceremonia de los premios me pillase de vuelta a casa para disfrutarlo al 100%.

Aquel día en Madrid conocí a Pau de El Pachinko (de aquellas, mi rival directo :P); a Flapy de Un Español en Japón, con quién me encontraba en el preciso momento en que dijeron mi nombre para recibir el premio (y que pudo ser testigo de cómo casi me lo hago en los pantalones :P); a Eddy Lara Brito de Destinos Actuales, con quién he tenido la oportunidad de coincidir muchas veces desde entonces; la más reciente, en un inolvidable viaje a Israel con Minube. Y a tantos otros, cuyos nombres ahora me sería imposible nombrar; más que nada, porque ese primer día fueron tantas caras, tantas presentaciones de buenas a primeras, que no me quedé ni con la mitad :P

Ha pasado un año desde entonces, y mi vida ha cambiado mucho y poco a la vez. Poco, porque sigo siendo la misma chica que “trajina por el mundo” con la única ilusión de viajar, contarlo, y ayudar en lo que pueda; si bien intento que, poco a poco, el esfuerzo (porque, sí: también hay un esfuerzo detrás de tanto «trajín») me proporcione algún modesto beneficio para no morir de hambre en el intento. Que hay que comer.

Mucho, porque ahora tengo una cuenta de Twitter (¡quién se lo iba a decir a mi viejo Nokia de pantalla verde!), y mi círculo de amigos se ha visto ampliado con personas maravillosas que de otra manera tal vez jamás hubiese llegado a conocer. Así, por ejemplo, ahora colaboro en Diario del Viajero precisamente con Pau, ¡lo que son las cosas! Y con Victoria, y con Eva, y con Víctor, y con Sol… en fin, lo que digo: la vida da muchas vueltas.

Supongo que ahora todos estaréis esperando que presente mi candidatura para los Premios de este año. Y después de soltar este speech, quedaría un poco raro (¿falso, tal vez?) que no dijese que podéis votarme en el botón que he dejado en la barra lateral del blog. Podéis hacerlo si queréis, no voy a dar la lata con ese tema. Yo ya tuve mi momento el año pasado, y sólo por eso, hay muchos otros que este año se lo merecen más que yo. Aunque, por supuesto, el apoyo siempre es bien recibido.

Pero para decir eso, no tendría por qué haber escrito este “tostón”. Me hubiese limitado a gritar: “¡Son los Bitácoras, votadme!”. Y no era ese el objetivo de la entrada.

Simplemente, así como otros celebran sus “Tres años de vida del blog” o sus “1.000 post”, yo quiero rendir mi pequeño homenaje a unos premios que, en cierta manera, cambiaron mi vida. Y no porque tras ellos recibiese contratos millonarios, o haya modificado mi manera de viajar o escribir desde entonces, no. Sigo igual de pobre, “trajinando” igual que antes, y publicando “tochazos” que ni Ken Follett :P

Cambiaron mi vida por todas esas personas a las que conocí aquel día, o en los eventos y “blogtrips” que siguieron a ese Interqué, a los que tampoco hubiese asistido de no haber ganado aquel “premio”. Cambiaron mi vida porque me permitieron introducirme en un mundillo que, aunque al principio me daba un poco de “reparo” (¿Twitter? ¿Quién quiere eso? :P), me ha acogido mejor de lo que esperaba, y del que cada día aprendo un poquitín más.

Sinceramente, de un año a esta parte siento que he ganado en muchos aspectos, tanto “profesionales” como personales, y sólo por eso, el año pasado mereció la pena ganar.

Y ahora, sí: ¡votad a quien os apetezca! Yo ya tengo mis favoritos :)