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En los confines del mundo: buscando el sol de medianoche

Los paisajes de Noruega son tan espectaculares que en ellos hasta la más corriente de las ciudades parece sacada de un cuadro impresionista. Porque sí, vamos a reconocerlo: Hammerfest en sí misma, muy bonita no es.

Dada su espectacular ubicación en la isla de Kvaløya, en una vista panorámica los grises edificios de la ciudad más septentrional de Europa ceden en protagonismo ante la belleza del entorno. Sin embargo, a pie de calle presentan un aspecto triste, deteriorado, impresión acentuada cuando nosotros la visitamos porque en muchas zonas el suelo había sido levantado para la instalación de calefacción bajo sus aceras.

Sirva el dato de las aceras para hacernos una idea del frío que hace en esta zona del mundo, y también del nivel de vida del que presume Noruega en general. No por nada Hammerfest fue la primera ciudad del norte de Europa en disponer de luz eléctrica en sus calles en 1891, si bien de poco le valió, pues la ciudad fue arrasada por completo durante la Segunda Guerra Mundial.

A pocos metros de la capilla del cementerio, único edificio superviviente a los estragos de la guerra, se encuentra el Museo de la Reconstrucción. En él descubrimos las durísimas condiciones de vida a las que se vieron sometidos los habitantes de Hammerfest tras perder sus casas en el fuego provocado por el ejército alemán, así como sus esfuerzos por reconstruir la ciudad desde sus cimientos.

Una visita a la Real Asociación del Oso Polar completó una mañana muy cultural de un día caracterizado por el ritmo in crescendo de nuestras emociones. Habíamos empezado suave, pero sabíamos que al final de la jornada nos esperaba el plato fuerte de nuestro viaje: el sol de medianoche en Cabo Norte.

La excitación se empezó a notar en el ambiente al subirnos en el autobús que nos llevaría a Honningsvåg. Tres horas de trayecto nos separaban de este pequeño municipio que compite con Hammerfest por el título de “ciudad más septentrional de Europa” pero se queda sin él al no tener la población suficiente para ser considerado “ciudad” a pesar de estar situado todavía más al norte que su rival. En cualquier caso, nos dirigíamos a los confines del Viejo Continente.

En el camino hicimos un par de paradas. Primero, en el Museo de la Energía, donde descubrimos la grandísima importancia del petróleo para la economía del país y los métodos de extracción empleados para generar el menor impacto medioambiental posible.

La segunda parada fue en la Columna del Meridiano, un monumento erigido en conmemoración del primer proyecto para calcular el tamaño y forma exactos de la tierra, encabezado por el astrónomo ruso Friedrich Georg Wilhelm Struve, que si no recuerdo mal (es posible que sí) dedicó 36 años de su vida a medir a pie (¡A PIE! ¡casi 3.000 kilómetros!) la distancia entre la costa ucraniana del Mar Negro y este punto en el norte de Noruega. La columna en cuestión, al igual que los otros 33 hitos que forman lo que se ha dado en llamar Arco Geodésico de Struve, fue declarada recientemente Patrimonio de la Humanidad.

Pero sin duda lo más maravilloso de ese viaje en autobús fueron los paisajes que atravesamos, tan espectaculares que ya me he quedado sin adjetivos o figuras para describirlos y tratar de hacerles un poco de justicia.

Secadero de bacalao

Por fin, a eso de las seis de la tarde llegamos a Honningsvåg, en la isla de Magerøya. Teníamos tiempo libre antes de la cena, programada a las ocho para que nos diese tiempo a comer y llegar al extremo opuesto de la isla, donde se encuentra el famoso Cabo Norte. Los nervios en aquellos momentos os los podéis imaginar.

Y a medida que el autobús se iba acercando a nuestro destino, fueron a más. Eran las 11 de la noche y el sol brillaba en el cielo como si se hubiese olvidado de irse a dormir. El paisaje, pura nada en forma de kilómetros y kilómetros de nieve, nos rodeaba por completo y alteraba nuestras emociones hasta tal punto que no dudábamos (caso de una servidora) en salir a hacer fotografías olvidando en el interior del vehículo nuestros abrigos a pesar de que la temperatura era realmente gélida.

¡Quién dijo frío!

Ya en el cabo no hubo lugar para despistes. Si las manos salían de los guantes, siquiera unos segundos para apretar el disparador, quedaban entumecidas e inservibles. No tuvimos suerte con el cielo, y en el momento de cumplirse la medianoche las nubes cubrieron un sol que todos hubiésemos muerto por ver. Pero poco importaba: ¡Estábamos en el Cabo Norte! El fin del mundo, como quien dice. Ante nosotros, el mar, y más allá: el Polo Norte. Nada más.

El hombre frente a la inmensidad

Sin duda, llegar al Cabo Norte supone un hito para cualquier viajero. Por eso, tras las fotografías propias junto al monumento de la esfera armilar, casi ninguno pudo resistirse a caer en la “turistada” de turno y enviar postales a sus seres queridos con el sello del lugar. Como curiosidad, sabed que las mías tardaron más de dos semanas en llegar, ¡ni que hubiesen venido de la Patagonia!

La cántabra más al norte del mundo (foto con el móvil)

Cuando tras ver cumplido uno de nuestros sueños viajeros emprendimos el regreso a Honninsvåg, la claridad era insultante, aún mayor que la que nos había acompañado en el camino de ida. Aquella noche muchos nos fuimos a dormir pensando que, tras el Cabo Norte, no podíamos esperar del viaje nada que superase lo vivido esa noche. Pero nos equivocábamos, porque el día siguiente fue mucho mejor.

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29 comentarios en En los confines del mundo: buscando el sol de medianoche

  1. ¡Argg! ¡Las ganas que tengo de conocer este país!

    Si te digo que uno de mis proyectos viajeros era unir en autostop Tarifa (Sur de Europa) con Cabo Norte, recorriendo así todo el continente. Podría aprovechar y poner otras pelotas de estas para medir la tierra por el camino.

    Aparte de los paisajes, que me tienen enamorado, me ha sorprendido que tarden dos semanas en llegar las cartas hasta España. ¡Ni desde Asia me tardan tanto!

    En breve, voy por tu tierra, por cierto.

    ¡A seguir así Carmen!

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:28 #

      Jajaja, «los proyectos locos de Antonio Aguilar» :D Pues no dudo que lo harás…. ¡bueno eres tú!

      Lo de las postales a mi también me sorprendió. Debe ser que se envían tantas cada día, que hay lista de espera :P

      ¿Vas a visitar Cantabria? ¿Con qué fin? ¡Cuenta!

  2. Aridane 23 julio, 2012 at 12:05 #

    Hola Hola, como estas?¡ por aquí nosotros andamos en Inari, a unos 250 Km del cabo norte con intención de ir, y ahora más después de leer estas líneas, un auténtico espectáculo es el sol de media noche¡¡¡¡ Dos canarios un poco locos, por tierras Laponas te mandan un saludo, y recuerda, no olvides visitar canarias¡¡¡¡ La única pena son los mosquitos, que ciertos días son insoportables, por todo lo demás, esto es una gozada ¡¡¡ Cuidate Carmen.

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:26 #

      ¡Dos canarios en Laponia! Ese sí es un buen titular :D ¿Habéis llegado ya a Cabo Norte? ¡Os va a encantar!

      En Canarias he estado muchas veces, pero también hace muuucho que no voy. ¡Hay que ponerle remedio!

      Un abrazo!

  3. JAAC (@SltCnmg) 23 julio, 2012 at 12:08 #

    Un sueño cumplido, no? No se puede ver el hecho de llegar a Cabo Norte y encima disfrutar del sol de medianoche de otra forma. Uno de esos puntos que marcan los límites y que a todos nos encanta alcanzar ;-) somos unos «picajosos» y queremos llegar hasta el mismo borde! jajaja

    Impresionante!

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:24 #

      «Insaciables» creo yo que es la palabra… ¡no queremos dejar un sólo lugar sin pisar! Y el Cabo Norte, tú lo has dicho… es un lugar mítico. Con nubes o sin ellas :D

  4. Patricia. 23 julio, 2012 at 17:50 #

    Impresionante Carmen!

    No veas las ganas que tenemos de «dar un paseo» por esas tierras…y creo que el viaje se acerca más y más cada vez que leo tu blog (y se lo hago leer a mi chico).

    Magnífica experiencia, incluso con las nubes….y….¡orgullosísima de tí, demostrando lo cantabrona que eres, ¡sin pizca de miedo al frio!

    Un abrazo desde Hamburgo.

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:19 #

      Bueno, ¡hacía un frío de escándalo! Cuando llegamos al Cabo propiamente dicho el viento te helaba la sangre en las venas, las manos no respondían para hacer la foto… ¡no aguantamos más de media hora allí! Pero merece la pena :D

      Tenéis que ir, os va a encantar! En verano para ver el sol de medianoche y en invierno para las auroras borelaes (asignatura pendiente….)

      Un abrazo desde Madrid!

  5. TxemaCG 23 julio, 2012 at 18:13 #

    Carmen, apunta en la lista de cosas pendientes el Real Observatorio Astronómico de Madrid, que vas a ver otra cosa que hicieron a pie. ;-)

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:19 #

      Jaja, ¡me lo apunto! Miedo me da qué otras cosas se han hecho a pie… ¡están locos estos romanos!

  6. Riky 23 julio, 2012 at 20:57 #

    Hola ku!
    Aceras calefactadas » Impresionante» eso si que es un invento..Lo de que a las 11 de la noche luzca el Sol, tiene que ser increíble y acompañado por esos paisajes claro..
    Y al día siguiente…..MISTERIO!! ja ja ja

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:21 #

      Nada misterioso, Riky! El día siguiente fue un día de actividades divertidísimas, yo creo que el que mejor me lo pasé! Enseguida os lo cuento :)

  7. Helena 24 julio, 2012 at 10:03 #

    Como se nota que eres del norte… jajaja, con esa chaquetita en plena Noruega.
    No veas la envidia que nos estás dando con ese pedazo viaje. Es un lugar mítico el Cabo Norte…
    Un saludo ;)

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:22 #

      Del norte… ¡pero no inmune al frío! jajaja El viaje es una pasada, lo recomiendo completamente… uno de esos lugares «que hay que ver antes de morir» :D

  8. Pau 24 julio, 2012 at 11:03 #

    Llegar a los confines del mundo es algo increíble, de esta nos acordaremos toda la vida ;)

    • Ku 24 julio, 2012 at 14:23 #

      Sin duda, Pau. Y también nos acordaremos de los compañeros del viaje, estas cosas quedan para siempre ;)

  9. Cuba 26 julio, 2012 at 13:53 #

    Sinceramente he de decir que el blog no es lo mismo desde que escribes sobre viajes pagados. Sigue la aventura, pero no dejes que el dinero pare el espíritu. Yo que tú seguía trajinando a solas. Un saludo.

    • Ku 26 julio, 2012 at 14:06 #

      Hola Cuba.

      En primer lugar, gracias por tu sinceridad. Hay formas y formas de decirlo, pero en el fondo comparto tu misma opinión: a mi también me gusta más trajinar a solas.

      Ahora, para hacer eso tengo que ahorrar; esto es: trabajar. Y parte de mi trabajo consiste en asistir a estos blogtrips.

      Lo único que te puedo decir es que yo escribo de la misma manera cuando se trata de un viaje mío o patrocinado, aunque la experiencia, evidentemente, no sea la misma. Contra eso no hay nada que hacer.

      Un saludo

      • isabel 28 julio, 2012 at 9:05 #

        Hola Carmen,

        Hace tiempo que no comento, aunque te sigo leyendo y me sigues inspirando muchísimas (demasiadas) ganas de viajar.

        Solo quería decirte que no te sientas mal por ser «mortal». Me explico: viajar al aire de uno es maravilloso, incluso mágico, pero nadie puede vivir del aire. Por supuesto que entre dos largos viajes, has de buscar la forma de ganarte el pan y de ahorrar un poco. En los tiempos que corren, eso no es nada fácil y tú lo estás consiguiendo. Además, nosotros solo vemos la cara bonita de tus blog trips, pero estoy segura de que detrás de cada publicación también hay sudor y momentos de agobio.

        Otra cosa te quiero decir, pero estoy dándole vueltas y no sé cómo plasmarlo en palabras. Lo voy a intentar de todos modos, aunque voy a sonar a «madraza» más de lo que me gustaría. Mira, no solo tienes que viajar a tu aire, sino que también tienes que vivir a tu aire. O sea, que no nos debes nada a los que te leemos y te seguimos. No puedes supeditar tus decisiones a hacernos felices a tus lectores, para que nosotros podamos seguir soñando sin que nos cueste nada.

        Habrá momentos en los que podrás hacer lo que más te gusta y otros en los que, como ahora, tendrás que buscar un equilibrio entre lo que quieres y lo que te puedes permitir. Más adelante, incluso te encontrarás con parámetros y prioridades muy distintas, por ejemplo si algún día tienes hijos. También entonces tendrás que hacer ajustes. No serás la misma Ku, ni tus viajes serán los mismos, pero no por ello será menos interesante leerte. Al contrario.

        Lo que me gusta de tu blog es que es personal y sincero, que nos cuenta las cosas como son, sin mitificar las experiencias, que pasa por etapas al igual que la vida y que crece contigo. Espero que nos sigas acompañando durante mucho tiempo. Pase lo que pase, el viaje sigue.

        Un fuerte abrazo,
        Isabel

      • Cuba 10 agosto, 2012 at 15:02 #

        Bueno, te lo dice una que está en el mismo barco. Entiendo a lo que te refieres, es duro, durísimo el tema de la autogestión. Suerte y acabo de ver que has cambiado la página de inicio de carmenteira. Hasta el próximo combate.

  10. avistu 28 julio, 2012 at 15:19 #

    Hola Ku:

    Descubrí tu blog hace más de un año y leí tus posts de ese viaje ilusionante y de otros viajes después, y he leído también los que escribes desde que volviste de Nueva Zelanda. Tengo claro que los artículos escritos durante viajes a los que has ido invitada no son como los que escribes en viajes a tu ritmo. Para quien no lo sepa, detrás de un blog trip hay una agenda, unos compromisos sociales y un trabajo (tomar notas, fotografiar, etc.) que justifica aquello de «no es oro todo lo que reluce».

    La gente puede leer que te vas de crucero o de viaje a tal sitio y puede pensar «que bien» pero no se da cuenta de que dentro de ese placer, que lo es, también hay una obligación. la que mencionaba antes. Pero ir a un blog trip te permite dos cosas: una es hacer viajes que a lo mejor no te puedes permitir y la otra es que te das a conocer y te pueden salir trabajos escribiendo para otros.

    Si, amigos, viajar está bien, pero no te pagan por ello y a mí Orange y El Corte Inglés me piden que les abone las facturas y compras con dinero, no con párrafos en un blog.

    ¿Puedes escribir sobre esas experiencias de la misma manera que lo haces cuando viajas a tu ritmo? Ku, tú tienes el mismo estilo fresco, espontáneo, honesto, en ambos casos. Yo así lo veo. La diferencia entre un tipo de viaje y el otro es el tipo de experiencias sobre las que podrás escribir y a lo mejor eso es lo que echa de menos alguno de los que te lee.

    Estoy seguro de que llegar al Cabo Norte y ver el sol de medianoche son cosas que te quedarán en la memoria, y en el corazón, como el haber conocido a tal o cual persona en Laos o India. Y eso es lo importante, el haber vivido experiencias únicas.

    ¿Tú estás a gusto con la experiencia? ¿Quieres contarla? Hazlo. Hazlo como tú sabes hacerlo, que es muy bien.

    Un fuerte abrazo,

    Jota

  11. Ku 28 julio, 2012 at 16:26 #

    Isabel, Jota… no puedo decir nada más que gracias.

    • Ivy 6 junio, 2014 at 12:33 #

      Yo creo que hay múltiples maneras de viajar, y aunque este viaje corresponda a algo con lo que te puedas pagar futuros viajes, no creo que haya nada de malo en ello… Al contrario… Al final, tú eres la misma, e intentarás disfrutar de la experiencia como siempre.

      Mi madre es noruega, y desde pequeñita he ido a ver a la familia. A mi me parece un país precioso y espectacular (me tira la tierra, también es verdad, así que cuesta ser objetiva, jeje) y yo creo que merece la pena verlo, así como otros destinos dispares.

      Como dicen por arriba, son experiencias dispares. A mi absolutamente todos los destinos me han aportado algo, algunos más y otros menos, pero todos tenían algo que los hacía únicos e irrepetibles. Yo tengo entre ceja y ceja ir al cabo Norte (ya sabes en casa del herrero…)

      Un abrazo muy fuerte.

  12. José Carlos DS 30 julio, 2012 at 18:14 #

    No me quiero imaginar si el pobre hombre que midió los 3.000 kilómetros a pie se equivocara en algún momento, es para suicidarse en el instante XD

    Uno de mis grandes retos pendientes llegar al cabo norte y hacerme la foto de rigor para recordar por siempre ese momento, que afortunados habéis sido de vivir una experiencia así y encima en tan buena compañía :)

    • Ku 2 agosto, 2012 at 2:07 #

      En ese hombre pienso yo desde entonces más de lo que nadie podría imaginarse, te lo aseguro! Y siempre me da la risa, jajaja!

      La experiencia es indescriptible, pronto la harás!

    • Avistu 2 agosto, 2012 at 2:30 #

      Mañana publico un artículo en el que hablo – entre otras cosas, claro – de 47 escalones, 47 míseros escalones que conté DOS veces (al subir y al bajar) para estar seguro de que decía la cifra correcta.

      Imagina si me mandan a mí a hacer 3000 kilómetros :)

      • Ku 3 agosto, 2012 at 13:28 #

        Jajajaja! ¿Dónde fue eso?

        • avistu 3 agosto, 2012 at 15:55 #

          En Helsinki, los que hay en Senaatintori (la Plaza del Senado) para subir a la catedral, Tuomiokirkko.

          Últimamente cuando subo a torres o veo que hay un tramo grande de escaleras me da por contarlas ¿será grave?

  13. Ciudadesimportantes 19 octubre, 2014 at 19:20 #

    Es uno de mis sueños hechos realidad, desde ver la película de los Amantes del Círculo Polar tengo ganas de presenciar este fenómeno en directo!!

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