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Ramallah, donde la opresión viste de ordinario

Ramallah ha sido la primera ciudad de Cisjordania que he visitado sin villancicos ni niño Jesús de por medio. Una ciudad normal, pequeña, y aún así capital administrativa (provisional) de Palestina, mientras a solo 15 kilómetros de distancia Jerusalén continúa inaccesible para la gran mayoría, pero palpitando en todos los corazones.

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Ramallah se recorre por completo en un día, o menos. La ciudad solo cuenta con un lugar relevante a visitar: la Mukata, sede de la Autoridad Nacional Palestina asediada durante años por el ejército israelí, donde hoy se alza el mausoleo de Yasser Arafat. Pero esto también es provisional: cuando Palestina sea un Estado libre, Arafat será enterrado en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, como era su voluntad. 

(Siento como si hubiese contado un chiste macabro, pero me ha salido del alma.)

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[Mausoleo de Yasser Arafat en la Mukata.]

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Personalmente considero que Ramallah ha sido un acierto como lugar donde ir despertando mi conciencia a la realidad del pueblo palestino, poco a poco. No he descubierto nada que no supiera o de lo que no hubiera leído antes pero, de la teoría a la práctica, he comenzado a sentir en mi propia piel la temperatura del aire que corre en territorio ocupado. Sin distracciones (como, por ejemplo, en Belén), pero también de una forma muy sutil, suave, desnatada. En Ramallah no he visitado ningún campo de refugiados ni he tenido que pasar ningún control al cruzar el checkpoint. Simplemente me he limitado a pasear y a observar el comportamiento de la gente, entre ellos y también su actitud hacia mí.

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Lo primero que me ha sorprendido ha sido su desmesurada hospitalidad. Los palestinos no saludan con un «hello» («hola»), dicen «welcome» («bienvenido»), que no es lo mismo, y además de una forma muy natural, muy humana. Me he sentido arropada enseguida. Especialmente viniendo de Israel donde (esta es una opinión personal pero también muy sincera) en general me parecen bastante secos y, a veces, antipáticos. En general, que no todos.

Caminando por las calles de Ramallah me he sentido como el Papa, bienvenida todo el tiempo. «Welcome», «Thank you», «Welcome», «Thank you», «Welcome», «Thank you»… Y la mano derecha siempre preparada, lista para acompañar el agradecimiento con un saludo. Todo son sonrisas.

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Luego están quienes se atreven a dar un paso más y entablar conversación conmigo. Este grupo se divide entre los que me preguntan de dónde vengo, acto seguido si soy del Madrid o del Barça, y ya quedan contentos, y los que se preocupan por mí hasta límites críticos: «¿A dónde voy? ¿necesito algo? ¿hacer una llamada? ¿tengo hambre?…». Lo cierto es que Ramallah es base de un gran número de ONGs y de estudiantes de árabe, por lo que mi presencia no debería llamar mucho la atención, pero se vuelcan como si fuese la primera chica de fuera que visita la ciudad en años. Y yo lo agradezco.

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[Muj, mi anfitrión en Ramallah.]

Ramallah es, como decía, una ciudad normal, menos conservadora que otros lugares de Cisjordania, y por lo demás algo aburrida. La típica ciudad donde (de haber llegado con los ojos vendados y no saber dónde estás) dirías que no pasa nada, pero sabes que pasa. El muro está ahí al lado. El campo de refugiados también. Y entonces te fijas. Entre coloridos mercados de fruta y verdura, restaurantes con nombres divertidos, calles comerciales abarrotadas de gente y vendedores ambulantes de té, bajo toda esa normalidad, subyace una inestabilidad que se palpa. Los murales hablan y, algo curioso, cuando me detengo a tomar una fotografía de ellos, son muchos quienes se paran a observarlos como si no lo hubiesen visto en su vida.

De Ramallah me llevo muchas imágenes y algunas reflexiones, todavía inmaduras. De momento, os dejo con las fotografías.

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7 comentarios en Ramallah, donde la opresión viste de ordinario

  1. po 15 mayo, 2014 at 9:25 #

    Ánimo Ku, espero tus reflexiones

    • Carmen 15 mayo, 2014 at 19:27 #

      Vamos a dejarlas madurar un poco más.

  2. Avistu 15 mayo, 2014 at 11:54 #

    ¿Te has comprado la camiseta del Stars&Bucks? Tienes que pasarte por allí y tomarte un café en las mesas que dan a la plaza, te puedes pasar un buen rato contemplando como la vida da vueltas en torno a esa rotonda ;)

    J

    • Carmen 15 mayo, 2014 at 19:29 #

      No sé siquedarme con el Stars&Bucks o el Sub&Deli :P

  3. Homero 17 julio, 2017 at 23:25 #

    Querída, el muro separador se construyó, en parte, porque los que ahora habitan cisjordania disparaban sus armas contra autos de civiles israelies. Saludos.

    • lara 10 octubre, 2017 at 14:27 #

      Querido, el muro se construyó para que pudiéseis seguir robando tierra a vuestras anchas. Long live Palestine! Artillery wont kill our roots!

    • Robert 19 diciembre, 2018 at 19:05 #

      Que ignorancia… entonces por qué el muro divide localidades palestinas, casas donde una familia quedó a un lado y la otra familia del otro. El muro se construyó para controlar a los Palestinos, vigilarlos, acosarlos, denigrarlos… Desde la torre de control quemada en Belén, los soldados israelies disparaban dentro de una escuela, la escuela con las puertas cerradas porque las balas pasaron por el portón y los agujeros están ahi, hasta que mataron a unos niños… Espero algún día israel deje de odiar tanto, que su gente aprenda a vivir en paz sin cometer crímenes salvajes

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