Tras pasar la noche en un tren nocturno de Varanasi a Gorakhpur, cogí un autobús local que en tres horas me dejó en la frontera con Nepal. En el camino me fui encontrando con muchos otros mochileros que, como yo, habían optado por la alternativa más económica para el viaje; la otra era coger un autobús supuestamente directo que cuesta casi el cuádruple que el importe del billete de tren y autobús juntos.
Una vez en la frontera de Sunauli el trámite fue rápido: pasaporte, una fotografía tamaño carné y 25 dólares. Caminando, y sin ningún control de por medio, crucé, entre camiones, bicicletas y ciudadanos de a pie, las vallas que me separaban del país himalayo. ¡Estaba en Nepal!
Cruzando la frontera de Sunauli.
Mi primer destino ha sido Lumbini, una pequeña localidad a menos de 30 kilómetros de India, conocida históricamente como el lugar de nacimiento de Buda.
He dicho localidad por decir algo. Lo cierto es que Lumbini está formado por apenas dos calles perpendiculares entre sí (y una de ellas es la carretera), a cuyos lados se sitúan un montón de pequeñas casitas, que a excepción de las no más de seis o siete guesthouses para turistas, son realmente minúsculas, con paredes de adobe y tejados de paja.
Realmente me sorprendió que siendo un centro de peregrinación tan importante, además de Patrimonio de la Humanidad, aún se mantenga a salvo del crecimiento que en estos lugares suele ocasionar el turismo. Nada; en Lumbini no hay nada. Ni luz (esto lo descubriría al caer la noche), ya que al igual que en muchos lugares de India el gobierno la quita a determinadas horas (aquí: de cuatro de la tarde a diez de la noche) para evitar gastos “innecesarios”.
A pesar de ser ya las cinco y estar a punto de ponerse el sol, decidí visitar el templo y los jardines que lo rodean esa misma tarde para poder abandonar el pueblo a la mañana siguiente. Mi visado solo me permite permanecer en el país un máximo de 15 días, y si quiero ver todos (o, al menos, la mayoría de) los lugares que me interesan no puedo continuar al ritmo indio. Se acabó lo de permanecer 10 días en una ciudad, como en Agra o Varanasi. Ahora el viaje coge marcha de verdad.
El templo de Maya Devi se encuentra en la actualidad rodeado por un inmenso parque (hablo de varios kilómetros cuadrados de terreno) conocido como Zona de Desarrollo de Lumbini. Este parque, ideado en los años 70 por un arquitecto japonés, se está construyendo lentamente, a medida que se recaudan donaciones para ello. Es un lugar tranquilo, lleno de lagos y caminos donde las personas pasean en bicicleta, además de muchos monasterios de países tan diversos como China, Birmania, Japón o Corea, donde los fieles de diferentes comunidades del budismo vienen a retirarse durante varios días o semanas.
Entrando en la Zona de Desarollo de Lumbini.
Carteles indicando la dirección a los monasterios.
Os podéis alojar aquí…
… si respetáis estas sencillas reglas.
En el centro del jardín hay una construcción bastante cutre de ladrillo blanco que protege las ruinas de un antiguo templo, de más de 2200 años de antigüedad donde, protegida por un cristal, está la piedra que marca el lugar exacto donde nació Siddharta.
Junto al templo se encuentra, además, el Pilar de Ashoka. Ashoka fue un emperador indio que, en el año 249 antes de Cristo, peregrinó hasta este lugar y levantó este pilar conmemorativo. Al parecer poco después de esto se sucedieron algunas catástrofes en la zona que hicieron que el lugar dejase temporalmente de ser visitado. No sería hasta el año 1896, fecha en que el gobernador de Palpa comenzó las excavaciones del pilar, cuando el peregrinaje a Lumbini volvió a ponerse “de moda”.
El magnífico pilar.
La verdad es que, después de todo lo que había leído al respecto, tanto el templo como el pilar me dejaron un poco fría (sobre todo, el pilar; sinceramente no consigo entender tanta veneración… Es bastante feo y, que Dios me perdone pero, ¿a quién le importa que Ashoka fuese allí o no?). No obstante, a unos pocos metros, tras las ruinas de otros monasterios, estupas y un lago sagrado donde se dice que la reina Maya se bañó justo antes de dar a luz a Siddharta, otra escena llamó mucho más mi atención. Decenas de peregrinos, en su mayoría vestidos de blanco inmaculado, oraban al unísono siguiendo las indicaciones de unos monjes con túnicas naranjas y azafrán, bajo una gigantesca “carpa” formada por millares de banderitas de oración que colgaban entre las ramas de unos gigantescos árboles Bodhi. Eso sí era una imagen de postal.
A la mañana siguiente abandoné Lumbini en dirección a Pokhara. No resultó difícil conseguir que una camioneta me acercase hasta el pueblo más cercano; sin embargo, la distancia con Pokhara es grande: casi 200 kilómetros en una tortuosa carretera de montaña, y dado que no me sobraba el tiempo como para parar en cada pueblo a la caza de un nuevo transporte, si quería recorrerla a dedo necesitaba dar con un alguien que hiciese esa ruta por algún motivo concreto.
Al final sonó la flauta: ni más ni menos que un camión llevado por dos nepalíes completamente diferentes entre sí. Mientras el acompañante cumplía con las características físicas de los pueblos mongoles del Himalaya (cuerpo pequeñito, ojos rasgados…), el conductor tenía más bien los típicos rasgos de India y, además, era enorme. Una pareja ciertamente curiosa, que no cruzó una palabra en las casi seis horas de viaje hasta Pokhara. Por este motivo el trayecto fue un poco aburrido, al menos en lo que a comunicación se refiere (¡ni música pusieron!), pero me permitió disfrutar de una primera panorámica de los paisajes de este país, de una vegetación exuberante, además de cumplir mi sueño de subirme en un camión… rara que es una.
Pokhara ha sido un lugar que tampoco me ha calado muy hondo. Sin duda para los amantes de la montaña y los deportes de aventura ciertamente es el paraíso: esta ciudad es la puerta de entrada a los Annapurnas, y en ella se pueden realizar todas las actividades imaginables: ciclismo, golf, rutas a caballo, rafting, vuelos en ultraligero, parapente, y por supuesto, el casi obligatorio trekking.
Sin embargo, con el tiempo que tenía yo para dedicarle (sólo un día) todas esas actividades quedaban fuera de mi alcance, de modo que mi visita se limitó a algunos paseos por la ciudad y alrededor del famoso lago Phewa, el segundo mas grande de Nepal, además de visitar la Cascada del Diablo, lugar donde el arroyo Pardi Khola desaparece bajo la tierra y que, al parecer, cuando en época monzónica lleva todo su caudal es impresionante y hace un ruido ensordecedor (no siendo así cuando yo fui, que apenas era un reguero de agua y me quedé más fría que un témpano… Pero me hice un montón de fotos con un montón de estudiantes y profesoras nepalíes que no me soltaron en media hora, ¡ja!)
Mis nuevas y excesivas amigas.
Vista (muy parcial) del lago Phewa.
Haciendo autostop en un autobús escolar.
Juego popular nepalí.
… solo eclipsado por las emocionantes y multitudinarias partidas de Parchís Gigante (¡hay hasta hinchadas!)
He dicho que la ciudad no me ha gustado mucho, pero no quiero que se me malinterprete: después de Kathmandú es la principal ciudad turística de Nepal, y por tanto, actividad comercial no falta. La zona llamada Lakeside haría temblar a Marbella, con sus hoteles y restaurantes al más puro estilo europeo y precios a la altura… pero que al no estar en temporada ofrecían una imagen un tanto triste. De hecho, los maîtres en sus puertas casi se pegaban por conseguir un cliente, pero dado el tamaño de los locales no resulta difícil imaginar la cantidad de dinero que debe moverse aquí en temporada alta.
Hoy, tras un largo viaje de ocho horas, he llegado a Kathmandú. No he tenido tiempo aún de ver nada, pero lo que sí puedo asegurar es que las recomendaciones acerca del uso de mascarilla no son del todo exageradas: nada más bajarse del autobús la polución se te mete en los ojos y los pulmones, más incluso que en Delhi (¡que ya es decir!). No sé si llegaré al extremo de comprarme una máscara, pero de lo que sí estoy casi segura es de que la ropa que mañana me ponga posiblemente tenga que ir directamente a la basura… ¡es el Holi! Y ya hoy, en los diez minutos de camino hasta el hostal, me han tirado tres globos de agua. ¡Temblad nepalíes, que yo en el mi época de colegio mayor me convertí en una experta!
Traviesas chicas de Pokhara adelantándose dos días al Holi (¡me pringaron entera!)
Fuera de contexto: algunas breves primeras impresiones del país
– Es más caro que India. Y no porque la rupia nepalí valga menos que su hermana mayor… Es más caro y se nota, tanto en la comida como en el transporte o el alojamiento (por no mencionar Internet, así que si hay algún fallito pasadlo por alto… ¡debo escribir rápido!). Además, los nepalíes son mucho más duros que sus vecinos peninsulares y apenas admiten el regateo… A ver cómo me las apaño.
– Llama mucho la atención cómo la juventud (especialmente las mujeres) está mucho más liberada que en India. Las chicas fuman, visten faldas por encima de la rodilla y hablan y coquetean con los extranjeros sin ningún tipo de pudor. Los chicos llevan piercings en la boca y te invitan a ir a una discoteca “donde se baila, se bebe… ya sabes”. No sé si tendrá algo que ver la situación geográfica, es decir: algún tipo de rebeldía hacia esos dos gigantes que tienen por vecinos y que son India y China, pero se nota que la sociedad nepalí mira más hacia occidente.
– En relación a lo anterior: hay gigantescos carteles de alcohol por todas partes: whisky, vodka, ron… La cerveza, al contrario que en India, no sólo no se esconde, sino que se expone abiertamente en todos los escaparates, y las licorerías abundan en todas las esquinas. Como curiosidad, la española-filipina San Miguel no sé si «triunfa», pero dada la campaña de marketing que ha llevado a cabo en cada remoto pueblo del país, más le valdría… Sin embargo, a pesar de la gran oferta de bebidas alcoholicas, éstas siguen siendo muy caras.
– Una ultima observación un poco estúpida: ¡se echa de menos a las vacas! Realmente cuesta ver alguna, pero en su lugar las cabras están por todas partes… aunque a éstas si se las come (pero ellas no lo saben… je!).
Pues si es más cara la vida en Nepal y la mentalidad más agarrada, te va a venir bien que sea una visita más rápida que la de la India. Estuve viendo el link del Holi, la fiesta promete :D
Mmm…
Curioso…
He seguido leyendo hasta el final pero…
¿HE LEÍDO PARTIDAS DE PARCHIS GIGANTE?
Buah!!! Yo quiero!!! xD
Veo que te está encantando, no? Increíble la imagen de las banderitas en el árbol bo. Precioso. Espero que nos cuentes más cosas, porque me ha parecido super interesante este post, guapa!
Besos!
Viaje al atardecer
All About Cities
:)!!
Cuídate guapa!!! (ese camión tenia pinta de ser la hóstia!). Muaa!
Hola,Carmen.
Me pregunto, a que se debe tanta polucion, en un lugar tan cercano a las montañas mas grandes de la tierra. Industrias?, vehículos?.. en fin, uno cree que es un lugar como muy Zen, icono del hippismo sesentero, y…. Bueno que me estoy adelantando je,je..,seguro que nos lo cuentas.
veo que no hace frió, pues vas en camiseta (por cierto, me encanta, con Vincent Vega y jules)…Como están tan cerca los himalayas, uno piensa en frios perpetuos y eso.
Bueno, cuídate vale?
Un Besote!
hola ku, espero que no me desmitifiques Katmandu, para mi fue una ciudad fascinante, no recuerdo lo de la polución y sí otras impresiones mas duraderas. En fin, sacale partido y disfruta. Tengo muchas ganas de achucharte. Un beso.
La San Miguel en origen es filipina: http://www.sanmiguel.com.ph/ (cuando Filipinas era colonia española).
No se donde ley que en no-se-qué año por tema de herencias la compañía se dividió en dos, la filipina, que triunfa es todo Asia y América y la española que lleva Europa y África.
Y coincido en lo que comentas. Los nepalíes sos menos esclavos de la religión que los indios (y la suya es una religión dura) y, quizás por éso, les noté más felices.
Lo que no se es si es que miran más a occidente o si miran más al futuro siendo nepalíes.
Pues no tenia ni idea! Jamas hubiese imaginado que era filipina… Muchas gracias por la informacion Melo, y mucha suerte en Birmania!!
parece que te lo estas pasando como un crio ¡¡¡ ;D
me ha encantado esta bloc de nepa!
DISFRUTA
Hola Carmen!! Estoy en Bodhgaya y ahora por cuestiones de visa me toca pasar a Nepal. Estuve hace dos años allí y me encantó. Hay un bus directo desde aquí, pero suelo preferir ir buscando la opción más económica (aunque en este caso igual es una locura, demasiadas paradas). ¿Has hecho alguna vez el camino desde bodhgaya a Nepal? Este bus directo solo está desde este año. Mil gracias!!!
Artículo maravilloso y muy informativo. La imagen es muy excelente. Gracias por una descripción tan detallada del destino. Me encantaría visitar este increíble lugar.