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Primeras impresiones de Sri Lanka (o delirios de una viajera enferma)

“¡Qué bien se está cuando se está bien!”  Y acto seguido se murió.

Paco Rabal en Pajarico (Carlos Saura, 1997)

Pues sí: qué bien se está cuando se está bien. Suena a perogrullada, pero cada vez considero más importante recordármelo de tanto en tanto, para tenerlo siempre bien presente y valorarlo en su justa medida, que debería ser enorme.

Sentirse bien está infravalorado, o esa es la impresión que me da a mí. Será que lo vemos como algo normal, como que ese es el estado natural de nuestro cuerpo, que así deberían ser las cosas, y no nos damos cuenta de que gozar de salud es un privilegio del que deberíamos ser conscientes a cada momento.

Desde hace algunas semanas he adoptado un nuevo hábito (del que en parte puedo culpar al señor Goenka y su curso de meditación Vipassana). De vez en cuando me da por cerrar los ojos, respirar profundo y hacer rápidamente un recorrido mental por todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los pies, solo para comprobar que no me duele nada, para regocijarme en la sensación de sentirme bien. ¡Qué maravilla, qué suerte tengo!; hace un mes no podía decir lo mismo, y hace cuatro días tampoco.

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 [Sintiéndome bien en las islas Andaman]

Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Colombo, hacía rato que era consciente de que mi salud había vuelto a quedarse atrás. La sensación no me era nueva; no voy a remontarme a los escalofriantes hechos acontecidos un mes antes, pero a fin de poner todo esto en contexto debo decir que sabía la causa de ese malestar y lo que venía después.

Estar malo (malo de verdad, no de «mamá, hoy no quiero ir al cole») es una putada. En eso seguro que estamos todos de acuerdo, ¿verdad? Temblar de frío cuando la temperatura ambiente es de 30 grados, ganas de vomitar cuando llevas 72 horas sin comer, sentir pinchazos en todo el cuerpo y la cabeza a punto de estallar… no es el mejor punto de partida para tus deseadas “vacaciones” en unas islas paradisíacas, y tampoco para vivir tus primeras horas en un país que desde hace mucho tiempo te mueres de ganar por conocer. A mí me tocaron ambos supuestos.

Decía que en el avión ya me di cuenta de que algo iba mal, y mis sospechas se confirmaron cuando, arrastrando mi mochila y a mí misma como podía, fui parcialmente consciente de estar pasando por la sección Duty Free sin detenerme a tomar una fotografía de unas tiendas donde las chocolatinas Cadbury se exponen justo enfrente de los últimos modelos en lavadoras y frigoríficos. ¡Por favor! ¿Electrodomésticos listos para llevar como si fuesen perfumes o souvenirs, y no tuve ganas ni fuerzas para capturar el What the fuck (lo que en castellano podríamos traducir como «¡¿Pero qué c*jones…?!») y hacer algún chascarrillo de ello? Algo tenía que andar rematadamente mal.

argentina, bolivia, paso fronterizo

[Foto antigua de la frontera de La Quiaca (Argentina) con Villazón (Bolivia). La que más me ha impresionado en todos estos años, un paso donde no hay lugar para las sutilezas.]

Cuando estoy viajando, una de las cosas que más disfruto son los minutos antes y después de cruzar una frontera. Sobre todo si el paso es por tierra y puedo asistir bien de cerca a todos esos sutiles cambios que se van dando hasta que, cuando quieres darte cuenta, te encuentras por completo rodeado por una cultura que no tiene nada que ver con la que has dejado atrás.

Cuando la entrada al nuevo país se hace directamente en avión, el cambio es drástico y esa parte te la pierdes, pero el choque cultural también tiene su encanto, y vivir el de India con Sri Lanka me hacía especial ilusión. Hacía mucho que no “cruzaba una frontera” en el marco de un viaje por libre (desde el Transmongoliano, nada menos, ¡cómo disfruté esos tránsitos Rusia-Mongolia y Mongolia-China!), y además, sabía más bien poco del país al que llegaba, estando abierta a dejarme sorprender, cosa que también me encanta (otras veces voy con la lección bien aprendida de antemano, según me da).

En esta ocasión el destino tenía otros planes para mí. Viví mis primeras horas en Sri Lanka como si me hubiesen sacado de mi cuerpo y me llevasen detrás en un carrito, en un estado entre el sueño y el delirio (lo que viene siendo fiebre), sin poder fijar mi atención en otra cosa que no fuera mi malestar. De refilón vi una estación de tren que me pareció bonita (Fort Station, como supe después) y otra vez me maldije por no tener fuerzas para sacar la cámara de fotos. Por suerte el tren no iba demasiado lleno y pude hacer todo el trayecto hasta Anuradhapura (cinco horas) dormida sobre dos asientos…  pero perdiéndome todo el paisaje del camino, que intuí preciosísimo. Cuando por fin llegué a mi primera parada del Triángulo Cultural de Sri Lanka, lo que visité fue el hospital, donde confirmaron lo que ya sabía y me fui a la cama. Game Over.

Trocitos de Sri Lanka, segundas primeras impresiones

Al tercer día resucité, tal y como había viaje a Sri Lankapredicho el doctor, como si no hubiese pasado nada. Y las primeras impresiones, esas que debía haber vivido en la frontera inexistente, llegaron en cuanto puse un pie en la calle. Muchas me sonaban, dicho sea de paso, porque un vago recuerdo sí que tenía de lo que había visto dos días atrás desde mi estado de delirio. Todas vinieron a confirmar mis dos primeras sospechas: la primera, que Sri Lanka no se parece en nada a India (repito: en naaaaaada, N-A-D-A. Y el que diga otra cosa no ha estado en uno de las dos). La segunda, que es un país que transmite un buen rollo increíble.

Sí, buen rollo. Lo digo con estas palabras (podía haber buscado otras más «finas») porque es exactamente lo que pensé aquel día, y lo que sigo pensando hoy. ¡Qué buen rollo hay en este país! Todavía no he topado con algo que me desagrade. Hasta los billetes son bonitos; los nombres de sus chucherías, divertidos (Kik, Tikiri, Kalo, Smak…); y de la comida en general, mejor no hablar. Aquí he encontrado la evolución de la samosa india a un grado de perfección supremo: los vegetable roti (aperitivos de forma triangular, con el mismo relleno de patata que las samosas, pero más picantes y sin freír); más me valdría no haberlo hecho, ya no puedo imaginarme mis desayunos sin ellos.

Y qué decir de la gente. Lo del «país de las sonrisas» es un topicazo que me niego a repetir, pero por ahí andaría la cosa. Además de amables y simpáticos, los srilanqueses son Buena Gente, en mayúscula. Y tienen una cualidad que envidio, y es que de alguna manera, aunque su país está creciendo a nivel turístico a un ritmo vertiginoso, todavía conservan esa pureza, inocencia o cómo lo queráis llamar, del que aún no ha sido «contaminado» por el contacto exterior.

viaje a Sri Lanka, mapEn los lugares turísticos, las familias venidas de los pueblos te miran de reojo, y si les sonríes, las mujeres responden con una sonrisa pura y sincera, en la que se deja adivinar algo de vergüenza. Si preguntas a alguien una dirección, puedes prepararte para esperar quince minutos mientras tu interlocutor se vuelve loco dándole vueltas y vueltas a un plano que bajo ningún concepto admitirá que no sabe leer, antes de terminar los dos tronchados de la risa. Lo mejor de todo son las presentaciones, cuando tras darte la mano y preguntarte de qué país eres («¿España?» preguntan la mayoría, con una expresión de no haber escuchado ese nombre en su vida), por su parte anuncian orgullosos: «¡Yo soy de Sri Lanka!» y te miran expectantes, esperando una respuesta. En mi caso opto siempre por algo parecido a un «¡Qué afortunado!», y aunque sea una salida fácil, lo bueno es que realmente estoy siendo sincera.

En fin, que no me puedo quejar. He recuperado la salud, este país me está maravillando (mucho más de lo que esperaba antes de venir), y qué narices: si caigo enferma de viaje es porque tengo la suerte de viajar; si no, me pillaría en casa. Sería más cómodo y menos frustrante, pero mucho más aburrido. Ahora puedo presumir (?) de haber ido dejando muestras de orina y sangre en cada hospital que me he topado durante un mes en dos países distintos. ¡Una aventurilla más para contar!

viaje a Sri Lanka

[Sintiéndome mejor que bien en Anuradhapura.]

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Y, ahora sí, después de esta paja mental (lo necesitaba para calentar, después de tanto tiempo sin escribir) este blog reanudará sus emisiones con un par de pequeños flashback, antes de continuar con Sri Lanka, para recordar lo que ha ocurrido durante este febrero de silencio antes de llegar aquí. Próximamente :)

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26 comentarios en Primeras impresiones de Sri Lanka (o delirios de una viajera enferma)

  1. ale de Viajar Cueste lo que Cueste 4 marzo, 2014 at 22:02 #

    gracias trajinando por tus palabras tan sinceras… sri lanka esta en mis pendientes cada vez mas proximos
    personalmente tambien estoy en un proceso de «paja-mental» jajaja ojala si cumplo mi deseo me vaya tan bien como tu… asi que espero tus cronicas un fuerte abrazoooo viajero

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:32 #

      Que todos tus deseos se cumplan, Ale. Un fuerte abrazo!

  2. Mami 4 marzo, 2014 at 23:51 #

    Debiste estar muy mal. JODIDA, se dice en mi pueblo, pero si ya paso, pues, paso , eso esperamos todos. Cuidate KU. TQ.

  3. Tony (Córdoba) 4 marzo, 2014 at 23:55 #

    Deseando leerte más palabras sobre aquello.

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:34 #

      Es un país maravilloso, espero hacerle justicia. Un saludo!

  4. criss 5 marzo, 2014 at 0:03 #

    ganas de seguir leyendo!!!! quiero mas!!! jajaja
    me alegro q te hayas recuperado carmen, se pasa muy mal sobre todo estando sola, muchos besos!!

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:38 #

      Por suerte esta vez no estaba sola, he tenido quien me cuidase :) Aún así, cuando estás mal mal mal mal, las compañías reconfortan pero la enfermedad tienes que pasarla tú solita… Menos mal que los hospitales aquí funcionan bastante bien y no ha sido «excesivamente» largo…!

      ¡Un abrazo Cris!

  5. po 5 marzo, 2014 at 11:24 #

    ya estas bien y para seguir contando, un beso desde la costa que ya no queda con tanto sunami

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:39 #

      He visto algunas fotos y vídeos, ¡qué pasada! ¿No para nunca?

  6. Pablo Strubell 5 marzo, 2014 at 17:25 #

    Ya nos tenías preocupados, y con razón. Te vamos a llenar de vitaminas y abrazos en cuanto te dejes caer por aquí. Uno se tiene que poner malo en casa, ¡no tan lejos!
    Bienvenida de vuelta al mundo de la sanidad y el bienestar. A seguir disfrutando (¡y escribiendo!)
    Bs

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:40 #

      ¡Muchas gracias, Pablo! Os debo un email, os escribo pronto!

  7. Sebastián 5 marzo, 2014 at 19:13 #

    En su momento tuve la oportunidad de ir a Sri Lanka pero por un tema de tiempos, clima y transporte no se pudo :(

    Que bueno que estés mejor, sigo el blog hace un tiempo (aunque comentara solo una vez) y pensé que estabas en algún lugar aislado sin internet o difícil conexión (tipo Corea del Norte) Que inocente de mi parte.

    Saludos

    • Carmen 5 marzo, 2014 at 19:42 #

      ¡Ya me gustaría a mí estar en Corea del Norte…! Gracias por estar al otro lado de la pantalla, Sebastián. Espero que te gusten las crónicas de Sri Lanka, y que en el futuro puedas retomar ese viaje abortado, ¡te encantará este país!

  8. Dany (Lega Traveler) 6 marzo, 2014 at 11:51 #

    Fuera lo que fuera, me alegro que estés recuperada y disfrutando de un estado de salud normal, que como bien dices, hay que pararse a valorar más :) A disfrutar ahora!

    • Carmen 11 marzo, 2014 at 18:50 #

      ¡Muchas gracias, Dany! A disfrutar de Thailandia!!! :)

  9. Pau 8 marzo, 2014 at 10:23 #

    Me alegro de que estés mejor, pero cuánta razón llevas sobre la salud :D

    Por cierto, la semana pasada hice mi primera clase de meditación y relajación y nos enseñaron eso de hacer un recorrido mental por todo el cuerpo.

    • Carmen 11 marzo, 2014 at 18:55 #

      Te he estado siguiendolos pasos, ¡la verdad es que no te imagino haciendo meditación! jejejeje ;)

  10. José Carlos DS 8 marzo, 2014 at 14:41 #

    Me alegra que te hayas recuperado y que Sri Lanka te haya devuelto después de unos días de pasarlo mal las ganas de seguir hacia delante y de contarnos tu experiencia, la verdad que este país dices que da muy buen rollo, pero con tus relatos nos pasa lo mismo.

    Creo que tengo que ir pronto a Sri Lanka, especialmente antes de que se convierta en un lugar masificado, los precios suban y los habitantes comiencen a usar conductas más agresivas con los turistas que llegan, aunque espero que permanezcan con esa inocencia muchos años más :)

    ¡Un saludote!

    • Carmen 11 marzo, 2014 at 19:06 #

      ¡Muchas gracias, José Carlos! Te recomiendo muchísimo ir (pronto) a Sri Lanka. Primero porque te va a encantar, y segundo… porque al ritmo que van con la subida de precios de los lugares turísticos, dentro de unos años va a ser un destino casi de lujo.

      ¡Un abrazo!

  11. Roireto 13 marzo, 2014 at 5:18 #

    Espero visitar este país pronto, y si nada me lo impide esto suceda el próximo mes de octubre o noviembre a mucho tardar, aunque aún ando con dudas de si pasar el mes entero aquí o combinarlo con algún otro, como Myanmar. ¿Alguna sugerencia Carmen?

    Ciao, hasta la próxima lectura…

    • Carmen 13 marzo, 2014 at 17:01 #

      Hum… Sri Lanka es muy combinable (en el sentido de que mucha gente lo hace, si te ciñes a lo básico), pero también tiene muchas cosas para ver, suficientes para ocupar tres semanas sin problemas (también puedes hacerlo en dos, pero justito, justito). Así que depende del tiempo que vayas. Yo te recomiendo darle la excclusividad ;)

  12. luis 29 marzo, 2014 at 14:17 #

    excelente bitácora! vengo siguiendo tu pagina hace tiempo, y creo que casi coincidimos en Sri Lanka por esas fechas.

    concuerdo en muchos puntos con lo que cuentas; es un respiro saltar de india a sri lanka, pero definitivamente no es ni parecido a estar en India .En dos semanas de ruta no encontré esa pureza y sencillez que describes, en general la gente sí es muy amable y cordial, pero los límites están de alguna manera marcados.

    lo encontré un destino demasiado caro, por mucho. por el ingreso a sigiriya cobraban 3900 rupias!!! más del doble que entrar al taj mahal en agra.

    de todas formas, es una maravilla, ya bastante saturada de turismo, para mi gusto, y creo que aún sigue creciendo. pero logras encontrar reductos tranquilos y alejados, y se respira mucha tranquilidad.

    saludos!

    • Carmen 3 abril, 2014 at 11:33 #

      ¡Hola Luis!

      Estoy bastante de acuerdo con tu opinión. Únicamente, respecto a la gente no me pareció que hubiese ningún límite (así dicho suena fatal, además). Yo personalmente tengo varias anécdotas en las que su ayuda y amabilidad me salvaron el pellejo en más de una ocasión.

      Tienes razón absoluta, eso sí, con lo de los precios. Sinceramente, es una locura. Y me temo que en los próximos años irá a peor….

      ¡Un saludo!

  13. V(B)iajero Insatisfecho 29 julio, 2015 at 19:50 #

    En unos días viajo a Sri Lanka y como veterano mochilero que soy pocas veces leo cosas antes de ir a un lugar. Prefiero sorprenderme. Pero hoy me he acercado a tu blog y me está gustando. Mucho. Sigo con él.
    Un abrazo, y a seguir faranduleando por el mundo. Es lo mejor.

    • Carmen 2 agosto, 2015 at 11:57 #

      ¡Hola V(B)iajero!

      Gracias por pasarte por el blog. Me alegro mucho de que te guste. Aunque seas un veterano mochilero, considéralo tu casa. Será un placer leerte de vez en cuando :)

      ¡Un abrazo!

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