Retomando el hilo de la semana pasada, no me gustaría abandonar el tema de la comida china (de China) sin hacer mención a tres productos manufacturados (o no) que por estar siempre presentes y por la importancia que tienen dentro de la dieta de los habitantes de este país, creo que merecen un artículo aparte.

Patas de pollo y ¿carne? envasada al vacío

Las patas de pollo, un producto cuya comercialización para consumo humano está prohibida dentro de la Unión Europea (una exageración en mi opinión, teniendo en cuenta la de productos con componentes realmente dañinos que, por contra, sí que están permitidos), son consideradas un auténtico manjar en China, una delicatessen que se come tanto en los mejores restaurantes como en carritos callejeros, o compradas envasadas al vacío para picotear entre horas.

Pero si bien estas patas son el producto estrella, no son el único. Un sinfín de envases misteriosos se exponen en todos los comercios de China, con la promesa de extender su nauseabundo olor en cuanto sean abiertos. ¿Qué demonios contienen esos envases? ¿Por qué tienen ese aspecto tan horrible? Ni lo sé ni lo quiero saber, pero el furor que causan entre la población china (especialmente de cara a los largos viajes en tren, para mi desgracia), es irrebatible.

Por cierto, en relación a las patas de pollo no puedo dejar de mencionar un caso muy curioso que me he encontrado investigando sobre el asunto: el de dos empresas españolas que han llegado a los tribunales por hacerse con el negocio de la exportación de patas de pollo a China. Os recomiendo leer la historia porque no tiene desperdicio, aunque como el post data de septiembre de 2011, si queréis conocer el desenlace tendréis que entrar aquí.

Las galletas de azúcar puro

Los chinos no tienen término medio. Son capaces de hacer los dulces más deliciosos (p.e. los empalagosos y adictivos Mooncake, o las gominolas de mantequilla de cacahuete)  y  las variedades de frutos secos más exóticas (guisantes crujientes, anacardos con wasabi) y al mismo tiempo, las galletas más horribles que un ser humano pueda llegar a comer. Hablo de cualquier galleta de marca china. Y lo hago con conocimiento de causa, después de haber probado unas cuantas.

De entrada, el colorido envase promete. Y como los chinos cuentan entre su repertorio con dulces maravillosos, uno pica, a ver si ese paquete va a esconder la ambrosía de los dioses. Nunca.

Las galletas de marcas chinas, las manufacturadas baratitas que venden en todas las tiendas, son puro azúcar. No importa lo que diga el envase: sabor chocolate, vainilla, fresa… saben a azúcar y “crujen” como azúcar. Azúcar del malo, además.

El premio gordo se lo llevan las Oduosi, imitación de las Oreo. Ojalá nunca se crucen en vuestro camino.

Las salchichas misteriosas

Otro simpático producto que tiene un éxito importante en China son las salchichas envasadas con aspecto de comida para perros. Su precio: de 2 a 3 yuanes según la tienda (0,24-0,36 euros). Y por ese precio no podemos esperar mucho…

Sin embargo, he de decir que estas salchichas sí las probé, cuando de cara a un viaje en tren de 14 horas tuve que comprar cualquier cosa para comer. Y, atención: no sólo no me disgustaron, sino que en esos dos meses llegué a convertirme en una experta en lo referente a marcas y variedades. Las de sabor noodles son las menos logradas, pero las de sabor maiz… ¡tienen incluso granos de maiz dentro!

Eso sí: nunca quise preguntar de que están hechas realmente… prefiero no saberlo.

Y con esto he terminado con la comida china… al menos, por ahora. Por último, una noticia: mañana viernes tomaré un largo vuelo a Buenos Aires, donde pasaré tres días (de sábado a martes) antes de llegar a mi próximo destino: Uruguay. El material que almaceno sobre estos dos últimos meses en Nueva Zelanda, que no es poco, irá saliendo a su debido tiempo :)