En mi última entrada sobre el viaje a Laponia Noruega, escribí que el día siguiente a ver el sol de medianoche en el Cabo Norte fue todavía mejor que el anterior. Parece imposible, ¿verdad? ¿Qué puede haber más emocionante que asistir a semejante espectáculo de la naturaleza en el lugar donde la tierra acaba?
Algo más mocionante tal vez no, pero sí divertido. Nuestro día en los alrededores de Honningsvåg estuvo marcado por un ritmo frenético de actividades divertidísimas que, junto con la excursión al Cabo Norte, convierten a la isla de Magerøya en el indiscutible highlight de la provincia de Finnmark.
Bird Safari en la Reserva Natural de Gjesværstappan
Comenzamos con un Bird Safari (esto es: una excursión para observar pájaros) en las islas de Gjesvær, a unos 36 kilómetros de Honningsvåg. Bueno, en realidad esa distancia es la que separa Honninggsvåg de Gjesvær, porque después para llegar a las islas obviamente hay que tomar un barco :P
Podría aburriros una vez más cantando las maravillas de los paisajes que contemplamos desde esa cubierta, pero en lugar de ello voy a ir directamente al meollo del asunto: lo que realmente convierte a la Reserva Natural de Gjesværstappan en un lugar especial es la gran cantidad de aves atlánticas que hacen de él su hogar.
Frailecillos, pigargos coliblancos, cormoranes… sería incapaz de repetir todas las especies de aves que vimos ahí, ¡parecía un documental de National Geographic! ¡Eran miles! Pero sin duda, y con permiso de las aves, gran parte del peso de la excursión recayó en el propio vaivén del barco. Se movía tanto que quién más, quien menos, todos terminamos algo mareadillos… Alguno incluso dejó su huella en el mar.
A pesar de ello, el paseo fue fantástico. Duró aproximadamente dos horas, y cuando regresamos a Honningsvåg, para recuperar la compostura antes de comer visitamos el Artico Ice Bar, el bar de hielo más al norte del mundo, regentado por una pareja de simpatiquísimos españoles (curioso, ¿no?).
El bar de hielo más al norte del mundo
La verdad es que hacía mucho que quería conocer un bar de estas características. Puede parecer una tontería, pero en Nueva Zelanda me había quedado a las puertas un par de veces, y era algo que me hacía ilusión. Ahora me alegro de no haber entrado en ninguno antes, porque que mi primera vez haya sido en éste puede ser considerado un lujo.
Y es que el Artico Ice Bar de Honningsvåg no es un bar de hielo cualquiera. Aquí el hielo no se fabrica artificialmente, sino que es traído de los lagos del interior de Laponia, cortado a pulso con una sierra eléctrica, y cada figura se talla a mano creando auténticas obras de arte. Al llegar octubre, con el fin de temporada, el bar por completo se desmonta para dar lugar cabida a un bar completamente diferente el año siguiente. Algo impresionante.
La temperatura del bar es de -5º, y os puedo asegurar que hacía un frío terrible, incluso con los abrigos puestos. Y como allí en Noruega son muy estrictos con las bebidas alcohólicas y el local no tiene permiso para venderlas, nos quedamos con las ganas de beber un buen trago de aguardiente, con el que a buen seguro hubiésemos entrado en calor. Tuvimos que conformarnos con un chupito sin alcohol ;)
En busca del Cangrejo Real
A la hora de comer, llegó la tercera súper actividad del día. El plato fuerte, y nunca mejor dicho, ya que se trataba de una excursión en lancha rápida por el mar de Barents para pescar con nuestras propias manos la comida, Cangrejo Real.
Fue una pasada. Podría encontrar unas palabras más finas para describirlo, pero estas me parecen las más gráficas: fue una auténtica pasada. Sacar los cangrejos de las redes, matarlos a cuchillo con nuestras propias manos (debo decir que esto al principio me dio un poco de cosilla, pero al final me animé) y sobre todo, comerlo; algo que por cierto hicimos en el interior de la réplica de una tienda tradicional Sami.
El Cangrejo Real es una exquisitez. Una carne blanca, tan tierna y jugosa que más se asemeja a la langosta que a un cangrejo sin más. Para los defensores de los animales, aclarar que a pesar de estar considerado una delicatessen, el Cangrejo Real en absoluto es una especie en extinción. Más bien al contrario: desde que en 1960 un grupo de científicos rusos introdujeron la especie en el fiordo Murmanskfjord como parte de un experimento, el Cangrejo Real no ha hecho más que extenderse… hasta el punto que algunos aseguran que llegará el día en que los veamos por nuestras costas… ¡menudo miedo!
Y así, con las barrigas hinchadas de tanto comer cangrejo, abandonamos Honningsvåg para dirigirnos, en un largo viaje en autobús de casi tres horas, a Alta, desde donde nuestro avión a Oslo saldría a la mañana siguiente. El viaje a Laponia Noruega llegaba a su fin.
Cangrejoooooooo, ñaaaaaaaam. Me bajo a desayunar.
¿Desayunas cangrejo? ¡Luego te extrañas de mi dieta del gazpacho? :P
Sin duda fue una de las experiencias más chulas de todo el viaje :D
Rico Rico, Que pena que ese cangrejo no lo tengamos en España, en la paella debe quedar de rechupete.
Dale tiempo…. ¡el Cangrejo Real se está extendiendo! (léase acompañado de música de película de Hitchcock)
Si metes ese bicharraco en la paella, no te queda espacio para el arroz!!!!
Saludos
Con permiso del sol de Medianoche, este día para mi fue el mejor :D
Arroz caldoso de cangrejo Real..Mmmm! a ver cuando llegan al Cantábrico je,je
Yo lo estoy deseando, Riky… ¡tienes que probarlos! Pero al parecer aquí en España cuestan un ojo de la cara…
Vaya envidia me dais carajo!!! Tiene que ser una experiencia chula eso de andar por esas frias tierras….. Una abrazo viajera :-)
¿Tú envidiándonos a nosotros? ¡Anda ya! El que se ha recorrido medio mundo en los últimos meses ;)
Un abrazo, Fran!
Pero que pasada madre mía… Los paisajes de la Reserva Natural de Gjesværstappan son geniales y encima menuda fauna tiene en su entorno :D
¡Fue lo mejor del viaje! :D
hola, me pareció muy interesante el blog me resulto muy útil, también en este sitio encontré mas información que espero sea de ayuda https://paratuspostres.com/
gracias.