En ocasiones, cuando un lugar se convierte en nuestro hogar o, en su defecto, queda muy cerca del mismo, corremos el riesgo de perder la curiosidad él, creyendo que lo sabemos todo sobre su historia y costumbres locales.
Fui consciente de ello en Madrid, cuando comencé a hacer couchsurfing y me dediqué día sí, día también, a recorrer sus calles y plazas con los viajeros que se alojaban en mi casa; viéndome obligada a reconocer que, después de siete años viviendo allí, había multitud de preguntas para las que no tenía respuesta.
Me sucedió de nuevo en Cantabria al regresar de la vuelta al mundo, con el piloto automático encendido, y la necesidad de visitar Santillana del Mar, Comillas y la Cueva El Soplao, cámara de fotos en mano, como si no hubiese ido en mi vida.
Y ahora también me ha ocurrido en Bilbao, una ciudad en la que no habré estado menos de veinte veces, y de la que cuando leí el programa que nos aguardaba, me di cuenta de que sabía más bien poco.
¿La zona comercial del Ensanche? Ah, sí, claro: he estado cientos de veces de compras; ¿el Museo Guggenheim? lo he visitado en cuatro ocasiones; ¿Getxto? Ehhh… en Getxo vive una de mis mejores amigas. ¿El Puente Bizcaia? Claro, lo he visto de lejos, pero ¿cuál es su historia?
TOMA DE CONTACTO CON LA CIUDAD Y TRANSPORTE
Llegamos a Bilbao a las 10 de la mañana, y sin apenas tiempo para dejar las cosas en la habitación del Hotel Miró donde nos alojábamos, salimos a recorrer el Casco Viejo de la ciudad.
Para llegar hasta allí tomamos el tranvía. Sí: Bilbao tiene tranvía; y metro, y autobuses de uno o dos pisos, y funicular, y trenes, y ascensores para salvar los mayores desniveles. Si hay algo que no se pueda decir de esta ciudad es que el transporte público sea escaso o funcione mal: todo está perfectamente comunicado. Es posible ir desde la zona de Getxo hasta la céntrica plaza Moyua en apenas 20 minutos y por un precio más que razonable; especialmente si se adquiere la tarjeta Creditrans, que por un importe de 5, 10 o 15 euros permite usar cualquiera de ellos hasta agotar el crédito.
EL CASCO VIEJO
El tranvía nos dejó en el mercado de la Ribera, y una vez allí comenzó nuestro recorrido por el pasado de esta ciudad, según el cual podemos distinguir tres zonas históricas en las que Bilbao hunde sus raíces.
En primer lugar, las “Siete Calles”: el núcleo medieval que, rodeado por una muralla (ahora inexistente), componía el trazado urbano de la antigua villa fundada por Don Diego López de Haro en el año 1300, a partir de la Carta Puebla que transformó en Villa el pequeño pueblo de pescadores que se asentaba a orillas del río Nervión.
En segundo lugar, el Casco Viejo, que engloba esas «Siete Calles» más todas aquellas nacidas de la expansión que la ciudad vivió hasta el siglo XVI.
Y por último, Bilbao “la Vieja”, que aunque de “vieja” tenga más bien poco, es llamada así por los indicios que se han encontrado, tales como monedas o restos de enterramientos, de que la zona podría haber estado habitada mucho antes de la fundación de la Villa en el siglo XIV.
Así, durante nuestra caminata pasamos por lugares tan emblemáticos como los Soportales de La Ribera, declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1972; los puentes e iglesias de San Antón y de La Merced; el magnífico Teatro Arriaga, inspirado en la Ópera de París y que a punto estuvo hace unos años de ser transformado en centro comercial y la casa natal de Miguel de Unamuno, en la calle Ronda.
Nos perdimos en los estrechos cantones medievales que intercomunican las famosas Siete Calles; curioseamos en comercios centenarios como Boinas Elosegui, donde nos explicaron qué es un txapeldún y la importancia del título; y terminamos en la Fuente del Perro, a escasos metros de la Catedral gótica de Santiago, donde los comercios adosados a su fachada resultan, cuento menos, pintorescos.
COMER EN BILBAO: EL ASADOR GUETARIA
Tras semejante paseo, estábamos hambrientos; pero eso, es una ciudad como Bilbao, es un problema de fácil solución.
El lugar elegido para el almuerzo fue el céntrico Asador Guetaria, un elegante restaurante familiar con más de 20 años de trayectoria, donde probamos especialidades como los hongos negros, el rodaballo al estilo Getaria o un chuletón de buey a la parrilla de una calidad excepcional; todo ello regado con el mejor Txacoli (podéis leer una reseña más detallada del restaurante aquí).
Sin duda, demasiadas cosas para una sola mañana. Y es que si bien Bilbao es una ciudad fácil de recorrer en un par de días, la cantidad de lugares históricos, calles con solera, así como su exquisita oferta gastronómica y la simpatía de sus habitantes, hacen que dos o tres jornadas sepan a poco, obligándonos a prolongar la estancia (en la medida de lo posible) o en su defecto, a planear una nueva visita antes de lo previsto.
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Con un poco de retraso, aquí dejo también el último programa de «Trajinando por el Mundo» en «La Deshoja», en el que hablamos sobre Myanmar. Ya sabéis que a partir de ahora podéis escucharlo también en la recientemente inaugurada web de Radio Altamira, y que el próximo día hablaremos sobre Camboya. Si tenéis alguna sugerencia, ¡somos todo oídos!
Mmm…
Curioso…
Joer, pedazo chuletón… Y a estas horas, me acabas de dar una hambruna que ni te imaginas!!!
Habia oido que en el pais vasco son de buen comer pero la foto del chuleton me deja sin palabras! Tiene muy buena pinta Bilbao, sin dudas habra que ir, y de paso a cantabria que queda cerca ;)
El programa de la radio esta muy interesante, como siempre. Se te nota mas tranquila y me gusta mucho volver a escuchar todas tus historias de tu propia voz. Para el de Camboya puedes hablar de los policias corruptos de la frontera jaja
@Gro: Lo que te he dado es envidia, ¿verdad? ;)
@Carlos: Hablaremos de la corruptela, hablaremos…. ;)
La proxima vez que vuelva a Bilbao, en vez de comprar tanto dedicaré un tiempo a contemplar lo que nos cuentas. Buen comentario. besos
No me creo que vayas a Bilbao y cambies las compras por el turisteo… va contra tu naturaleza ;)
Buena entrada, yo soy de Getxo así que Bilbo me pilla al lado, vamos, que hago vida allí. Me ha gustado cómo has pintado la ciudad. pero te ha faltado relatar el que parece que será el nuevo símbolo de la ciudad, al menos en cuanto a altura se refiere. Y es que ya tenemos un rascacielos! La torre de iberdrola.
P.D: si algu´n día vuelves intenta pasar por san juan de Gaztelugatxe. Y acércate a las playas que también merecen la pena.
Saludos! Iker
Hola Iker!!
Todavía queda una entrada sobre Bilbao! Concretamente, Guggenheim y el Bilbao «moderno». Aunque me parece que de la torre Iberdrola no tengo foto…. y eso que la veía todos los días desde la ventana! :S
Me apunto todas tus recomendaciones, volveré muy pronto! Gracias!